LLEGO RASGANDO CIELOS, LUZ Y VIENTOS
Chabuca y la guitarra de Avilés en hipnótico y envolvente trance que resultaba, precisamente, en un diálogo entre ambos artistas. Se establecía, así, una relación con las más modernas vanguardias musicales del momento6.
LIMEÑÍSIMA Estrenada en agosto de 1961, bajo su dirección y producción, Limeñísima representó un reto importante en la carrera de la autora y compositora. En primer lugar, porque significó la creación de 24 canciones, con las cuales contaría la historia que había imaginado7. En segundo lugar, porque tan amplio repertorio, inscrito en una historia que involucraba a los variopintos habitantes de Lima, requirió de la audacia de su duende para transitar por los distintos ritmos que conformaban el complejo paisaje sonoro de la ciudad virreinal representada por Chabuca: el tradicional vals, la mazurca, la vieja canción habanera, un lamento al ritmo de panalivio, multitud de coplas con aires de marinera y hasta un huaino, entre otros. Entre todas estas piezas, hubo cuatro en particular que trascendieron a la obra teatral y constituyen un testimonio del proceso por el cual atravesaría la pluma cantora de Chabuca: La renuncia, Rosas y azahar, Amor viajero y Quizás un día así. La primera de estas fue registrada por el cantante lírico con tesitura de tenor Rubén Flórez en el disco Doce nuevos valses de Chabuca Granda de 1966. Se trata de un vals de tres cuerpos, en tonalidad menor y tradicional estructura armónica, que encierra el dolor y la frustración del amante: «vuelvo hacia mis caminos / con mis pasos de olvido, / con mi luz apagada / y mi silencio herido». Amor viajero es otra canción de Limeñísima que luego echaría a volar por sus propios aires. En esta, Chabuca hace gala de su musicalidad con una dulce melodía que suena sobre un ciclo armónico conformado por una secuencia que parte del cuarto grado menor hasta resolver en el
6. Durante la segunda mitad de la década de 1960, el mundo de la música popular se remeció con la irrupción de importantes discos que cambiarían la historia al presentar la idea de un «álbum conceptual» como una propuesta artística en la que cada una de las pistas aporta al sentido total del disco. Por ejemplo, Pet sounds (1966), de The Beach Boys; Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967), de The Beatles o Tommy (1969), de The Who. Conviene notar la modernidad en la que se inscribió Dialogando..., reflejo del inquieto espíritu artístico que llevaría a Chabuca a reinventarse en sus próximos proyectos discográficos. 7. En orden alfabético, las piezas que conformaron esta obra fueron: Amor viajero; Ande, Ande; Anoche soñé; Cada mañana; Canasta Balay (Ylang-ylang); Deja el día tu afán; El marqués de Vidal; En un andar muy lento; Enseña diente; Hagámoslo (Por solo verte pasar); Hombre de la copla (Abre el postigo); Josú; La renuncia; Limeñísima; Mamita #1 (Mamita, no entiendo a usté’); Mamita #2 (Mamita, mi señorita, qué le manda su merced); Mamita, mi señorita, del baño ya salga usted; Ojitos de agua clara; Quizás un día así; Rosas y azahar; Sal a bailar; San Antonio; To cansao’; Y ya la hora ‘e las brujas.
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