LLEGO RASGANDO CIELOS, LUZ Y VIENTOS
«perfecta» (Tamariz, 1997). Más allá de la exaltación que hace Calvo respecto de la obra de la compositora, nos da una clave para entender las pretensiones musicales que guiaron al duende de nuestra artista en este nuevo periodo cuando menciona la influencia de Pablo Milanés, de quien Chabuca había dicho que lograba lo que ella se proponía, una composición al estilo de los lieder12 , en los cuales «la melodía varía de una estrofa a otra, no se repite nunca, varía según la letra, según la intención» (Tamariz, 1997). Aun cuando resulta muy aventurado establecer una conexión entre la producción de Chabuca y dicha forma musical alemana, lo cierto es que, en efecto, afinaría su obra de este periodo mucho más los alcances con piezas que, a punto fijo, merecen admiración por lo natural y orgánico del desarrollo de sus motivos musicales en consonancia con el devenir expresivo de su contraparte literaria. Fue, en ese sentido, de vital importancia el aporte de la guitarra de Lucho González, quien se valió de las modernas posibilidades de la armonía popular para seguir el paso a las nuevas formas que nuestra artista dibujaba.
PARACUTÁ A finales de la década de 1960, surgió un nuevo ritmo creado por el compositor peruano Lucho Neves (Soto, 1969, p. 7), el «paracutá»13, que buscaba un escape al característico «tundete» del vals. La música de Chabuca se vio influida por este novedoso ritmo, que Lucho González asimiló en sus acompañamientos de guitarra. Al respecto, la propia artista declaró en un artículo de 1969 que el paracutá era al vals «lo que la bossa nova al samba» (Granda, 1969b, p. 116). La palabra que nombra al ritmo presenta una acentuación aguda [pa-ra-cu-tá] que permite la coincidencia de la fonética de esta con la del ritmo:
Ritmo de paracutá. Transcripción del autor.
12. Forma lírica desarrollada en Alemania desde comienzos del siglo XV, cuya letra es un poema que es musicalizado luego por un compositor. Tuvo su época de oro en el siglo XIX con Schubert, Schumann y Brahms, entre otros, como los grandes maestros del género (Latham, 2008, p. 869). 13. La palabra parece haber sido tomada de un libro de Julio Verne, La esfinge de los hielos, de 1897 (Reyna, 2012): «Tal era esta embarcación, a la cual nombramos Paracutá, mismo nombre que recibe un pez de estos parajes, groseramente esculpido en la borda de la nave» (traducción del autor). En francés dice: «Telle était cette embarcation, à laquelle nous donnâmes le nom de Paracutá, — celui d’un poisson de ces parages, qui était assez grossièrement sculpté sur le plat-bord» (Verne, 1897, p. 422).
134