LLEGO RASGANDO CIELOS, LUZ Y VIENTOS
A continuación, repasaremos aquellas canciones de Chabuca Granda que se valieron de la copla, tanto de su forma como de las lógicas que esta obedece en nuestra música popular, para acomodarse a los diferentes géneros que se construyen en torno de ella y que marcaron un importante derrotero en la producción de nuestra artista.
AIRES LIBRES DE MARINERA La marinera limeña es uno de los géneros musicales populares más queridos de nuestra costa peruana20. Se trata tanto de un baile como de un canto a contrapunto en 6/8, mágico binarismo rítmico que le da su característico sabor, cuyo pasado se remonta al menos a tiempos virreinales.
En su forma más tradicional, la marinera limeña exige una estructura ternaria consistente de tres estrofas, que se denominan primera, segunda y tercera de jarana, cada una con sus propias particularidades métricas: la primera, una copla; la segunda y la tercera, seguidillas (Tompkins, 2011, p. 85). Algunos autores, como Chabuca, escaparon de la estructura tradicional con composiciones que en algún momento se denominaron «marineras libres» (Chocano, 2012, p. 212). Chabuca solía calificar estos aires como «por marinera» para mostrar su respeto pero también para volar con libertad, como bien expresa Javier Lazo: «Su música es respetuosa porque dice “voy por…”, pero también se da la libertad de hacer lo que le da la gana, de crearla como a ella le provoca. Eso es lo que sucede con su lírica; le permite actuar desde la libertad y por ello hacerse universal» (Lazo, 2020, comunicación personal). Conviene anotar que, más allá de las novedosas melodías que se ingeniaba para siempre encontrar, nuestra artista no realizó innovaciones musicales y restringió el acompañamiento a las tradicionales armonías de tres o cuatro acordes21. Tun, tun... abre la puerta fue su primer aire de marinera por mayor, compuesto libremente para aprovechar el característico contrapunto del «canto de jarana» y contar la divertida historia de una serenata. Así, su copla introductoria se vale de una onomatopeya para representar el
20. También conocida como zamacueca, mozamala, baile de tierra, zajuriana y chilena, entre otros nombres, la marinera habría sido bautizada así por Abelardo Gamarra a finales del siglo XIX (Chocano, 2012, pp. 101, 112). La marinera, en sus diversas variedades regionales, fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación el 30 de enero de 1986, mediante Resolución Suprema 022-86-ED. 21. William Tompkins describe estas armonías como «polarizadas alrededor de la tónica, subdominante y dominante, [...] en las jaranas de modo mayor», así como «las jaranas de modo menor que a menudo alternan entre el modo menor y su relativo mayor» (Tompkins, 2011, p. 101).
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