PARTE I
GRANDE DE AMÉRICA La actividad profesional de Chabuca transcurría con cada vez mayor intensidad, sobre todo en el extranjero. En enero de 1969, fue distinguida como «Huésped de Honor» y mereció la llave de la ciudad de Bogotá, otorgada por el Gobierno municipal del entonces alcalde, y futuro presidente de Colombia, Virgilio Barco. Al mes siguiente, viajó a Santiago de Chile para participar en una serie de conciertos organizados y transmitidos por Radio Sociedad Nacional de Minería. Volvió luego al Perú por unos meses, antes de partir en noviembre hacia Argentina, para integrar el jurado del Festival Internacional de la Danza y la Canción de Buenos Aires, en el cual hizo su gran debut internacional Perú Negro. Fue Chabuca misma quien recomendó la designación de la joven agrupación como parte de la delegación peruana que asistiría al festival, además de participar activamente durante su etapa fundacional: desde la influencia indirecta de una sofisticada estética criolla hasta el contacto con personajes como Luis Banchero Rossi, Luis Garrido-Lecca, César Calvo o Guillermo Thorndike, además de la solicitud del financiamiento del viaje, boletos aéreos, hotel, comida, e incluso conseguir el patio trasero de la iglesia Virgen del Pilar, en San Isidro, para los ensayos (Barrós, 2016, pp. 88-96). Continuó su periplo y, luego del atroz terremoto que azotó tan cruelmente a Yungay en mayo de 197059, participó en un festival a beneficio de los damnificados, organizado, en julio en Villa Rosa, Madrid, al que asistió invitada por el grupo Pancho Fierro. Durante su estadía en España terminó de escribir la célebre canción Paso de vencedores, cuyo origen Chabuca lo contaba así: «El año 1969, el presidente Juan Velasco Alvarado nos llamó a los compositores para pedirnos canciones para la Revolución; el Perú fue siempre un país de cuartelazos; yo no conocía esta Revolución» (Fuller & Rodríguez, 1989, p. 99). Aunque luego se desencantaría de este proyecto político, lo cierto es que, en su momento, Chabuca habría visto «en la revolución propiciada por Juan Velasco un motivo de esperanza» (El Comercio, 2001d, pp. 40-43). Así, inspirada en la frase que pronunciara el general colombiano José María Córdova, «¡Armas a discreción! ¡Paso de vencedores!» (Fuller & Rodríguez, 1989, p. 148)60, la canción era una arenga a unirse a estos «olores de revolución». Como observa Raúl Romero, la letra de Paso de vencedores acusa «un evidente giro radical en su visión del mundo y de la vida política del país» (Romero, 2015, p. 120), el cual habría comenzado con el ciclo dedicado a Javier Heraud. Para el musicólogo, en el verso «Soldado, toma la luz del guerrilero», el mensaje
59. Chabuca dedicó a la ciudad una canción inédita, cuyos sentidos primeros versos rezan: «No solamente lloro / por ti, Yungay, mi bella, / como una flor, caída, / como una flor, / perdida bajo la nieve negra». 60. Frase que usó Córdova, héroe de Ayacucho, para alentar a sus soldados en la decisiva batalla que se libró, entre independentistas y españoles, en la Pampa de la Quinua en 1824.
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