256 | Julián I. Santillana
presentes en este sitio.42 Cerro Baúl, un asentamiento wari representativo, explicaría también un tipo de interacción entre entidades Wari y Tiwanaku, otro Estado serrano que, como se señalará líneas adelante, también colonizó algunos espacios de esta cuenca. De la misma manera, se sabe de colonias waris en la vertiente oriental de los Andes. El éxito wari en acceder a la selva se evidencia por la presencia de dos sitios identificados como Vista Alegre y Palestina, en las riberas del río Apurímac, en el bosque tropical ayacuchano, que fueron investigados por S. Raymond.43 La presencia wari en la vertiente oriental habría permitido tener acceso a coca, algodón y a otros bienes considerados exóticos, así como a determinados recursos alucinógenos.44 Otras dos actividades productivas de importancia ritual y estratégica fueron la textilería y la metalurgia, que se sugiere se produjeron tanto en la ciudad de Wari como en determinados centros provinciales. Para la producción de tejidos, debieron emplear fibra de camélidos y de algodón y usar una variedad de tintes y de otros materiales procedentes de distintas regiones, como se infiere de las primorosas camisas o unkus waris estudiados. La producción metalúrgica fue, asimismo, impulsada por los waris. Se trabajó el oro, la plata y el bronce con técnicas como el vaciado, forjado, laminado, martillado y repujado. Evidencias procedentes de Conchopata demuestran el funcionamiento de un taller, donde se fabricaron esencialmente tupus, hechos de cobre y de oro, para ser posteriormente distribuidos en diversos asentamientos waris.45 2. La cuenca del Titicaca y la costa sur andina El Estado Tiwanaku (circa 550 d.C. – 1200 d.C.)
Tiwanaku se desarrolló en un territorio sobre los 3,800 msnm, definido por una altiplanicie que se extiende entre la cadena montañosa llamada Cordillera Real por el oriente y las sierras del lado occidental del lago Titicaca. Es un escenario identificado como un ambiente frío e inhóspito, donde las 42. Ibídem. 43. Raymond 1992. 44. Santillana 2000. 45. Pozzi-Escot et al. 1994.