286 | Julián I. Santillana
3. La costa sur En la costa sur del Perú se desarrollaron un conjunto de curacazgos. Los más representativos son el de Huarco en Cañete, al sur de Lima, y el de Chincha en Ica. Ambos fueron investigados desde una perspectiva arqueológica y etnohistórica. El Curacazgo de Huarco
Llamado también Señorío de Huarco. Se dice que dominó un territorio de unos 140 km² en el valle de Cañete y que estaba regido por un curaca. Limitaba con los de Lunahuaná por el Este, con quienes mantuvo relaciones amistosas; por el Sur, con los de Chincha; y, por el Norte, con los de Mala, cuyas relaciones fueron hostiles. Cerro Azul fue una comunidad de pescadores especializados, representativa de este curacazgo, que se ubicó sobre un promontorio rocoso de la bahía. Fue estudiado por Joyce Marcus y sus colegas. La información que reproducimos procede de sus investigaciones interdisciplinares.85 En el marco de una explicación general del escenario donde se desarrollan las comunidades de pescadores, se destaca que las condiciones ambientales de tipo costero desértico y la corriente marina, que acarrea masas de nutrientes para las especies mayores, facilitan todo tipo de actividades pesqueras. Se indica asimismo que, durante el Período Intermedio Tardío, los de Cerro Azul y los pescadores de otros asentamientos tenían acceso —además de los recursos marinos— a ganado de zonas alto andinas, a animales domésticos pequeños, a recursos agrícolas para su alimentación, aunque de manera diferenciada por sus respectivas posiciones sociales. Si bien consumían productos agrícolas, los pescadores no se dedicaban a la agricultura, aunque dada su actividad especializada sí habrían cultivado totora y algodón. Tan especializada e importante era su actividad que una vez incorporados al Tawantinsuyu, los pescadores no cumplían la mita, que era una obligación de los grupos étnicos en tiempos incas. Marcus indica también que los pescadores de Cerro Azul reconocieron tres hábitats costeros: la peña, la costa y la playa. De manera particular, aprovecharon de la playa la anchoveta y la sardina; y, en menor cuantía, la corvina y la lorna, entre otras especies, empleando redes para la pesca, 85. Marcus 1987; Marcus et al. 1999.