Economía política y doméstica del Tahuantinsuyo | 317
La organización económica del Tahuantinsuyo puede ser analizada convenientemente a partir de cuatro encabezados: 1º la estructura de la propiedad y posesión de la tierra; 2º la organización del trabajo; 3º lo concerniente a la producción, distribución, intercambio y consumo; y 4º las cuentas y medidas de valor.
I. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra 1. Las formas o tipos de propiedad En lo que atañe a las formas de tenencia, recordemos previamente que propiedad es la suma de derechos que uno o varios hombres tienen sobre las cosas, lo cual anuncia que los objetos así poseídos constituyen su propiedad o propiedades. Consecuentemente, es la razón por la que hay distintos tipos de pertenencia: 1° de bienes inmuebles (tierra, casas, caminos, puentes, pozos, árboles); 2° de objetos domésticos, como herramientas de trabajo y armas, que difieren según el sexo y la edad y que, por lo común, son heredados de acuerdo a la consanguinidad; 3° de efectos almacenados y acorralados (alimentos, ganado) que, en el caso de los pastores aymaras, chocorvos y chinchaycochas, constituían su más preciada riqueza, cuyo valor incluso estaba determinado por el color de la pelambre; 4° derechos sobre el uso económico (usufructo de las heredades ocupadas por los ayllus); 5° derecho de los poderosos sobre personas y servicios humanos (yanas, mitayos, piñas); y, 6° otras modalidades de dominio, como derechos exclusivos sobre canciones, danzas, hechizos y artesanías concretas. En este sentido, cabe citar cómo únicamente los yaros o yarovilcas de la sierra central podían ejecutar el baile del huacón, por considerarse dueños de él; o el caso de los pastores collas y lupacas respecto a la danza de la choquela —o chuquilla—, privativa de los cazadores de vicuñas y guanacos. La etnia inca se sentía, por igual, propietaria de la chicha llamada yamur y de las danzas y canciones denominadas cayo y chamayguarisca, cantada la primera en el Intirraymi y la segunda únicamente en la festividad del Huarachicu.1 Mientras que el himno de la huallina (huarina), dedicado al dios Wiracuchan, apenas lo entonaban el sapainca y el príncipe heredero-
1.
Guaman Poma 1615: 320, 321, 798.