388 | Waldemar Espinoza Soriano
Estas tres formas tenían una serie de figuras internas, de conformidad a los casos que se reciprocaban. 5. La organización del trabajo Varias eran las formas de producción desarrolladas de manera individual, familiar, comunal y multitudinaria. Como en cada ayllu había un jefe llamado ayllusca o pachaca-curaca, es decir, señor de cien familias, quien, sin realizar necesariamente él mismo ninguna labor manual, estaba encargado de iniciar las faenas y de orientar, directa o indirectamente, el trabajo por determinados cauces. El estatus social de ese jefe aparecía como el más ínfimo en la pirámide de agentes del poder y siempre estaba en manos de una persona nativa o foránea, en situación de conformar una agrupación de mitmas. Por cierto, que gozaba de medios para hacer respetar su autoridad, con facultad para poner en acción amonestaciones, capturas y algunos castigos de poca monta. Las autoridades superiores visibles otorgaban a dicho jefe donaciones, o mejor dicho, redistribuciones de productos agrícolas, ganaderos, artefactos, joyas, coca y hasta alguna esposa adicional por sus buenos servicios. Por dirigir los trabajos en la comunidad o ayllu, disponía de tierras en usufructo y trabajadores para ella. En tal sentido, existían buenas bases para el planeamiento del trabajo de no pocos individuos, con efectos óptimos. Desde luego que, tanto para producir como para cosechar los productos durante definidas estaciones, tales acontecimientos regulares permanecían regidos por ceremoniales especiales que, a veces, resultaban espectaculares por estar dirigidas por sus jefes. Lo curioso es que en los trabajos modelo minca o comunal, nadie recibía premios o redistribuciones de la comunidad, por cuanto quienes trabajaban eran los propios miembros de ella que actuaban en empresas concebidas por sus líderes para el bienestar de la totalidad del clan. Ejemplos de tales trabajos eran el abrir y mantener en buen estado los puentes y caminos, o bien almacenar provisiones en los trojes del curaca mayor durante una precisa estación del año. En muchos ayllus, la producción estaba organizada de tal manera que les permitía guardar abastecimientos para afrontar las calamidades, como sequías e inundaciones. Lo que hace pensar en un plus o sobreproducción que les permitía darse aquella satisfacción. Claro, como se trataba de una producción organizada, los principales interesados en llevar a cabo el plan