Economía política y doméstica del Tahuantinsuyo | 401
Lo expuesto en páginas atrás, trata de lo que podríamos denominar la mita formal. Pero, al lado de ella, se aplicaba otro sistema de trabajo que salía de los cánones ordinarios. Al respecto, vale citar lo que hizo una vez Huayna Cápac cuando paraba en Tumibamba y le llegaron noticias de un conato de sublevación gestado por ciertos señores de algunos ayllus de la comarca del Cusco. Su irritación fue tan tremenda que dispuso la captura e inmediata decapitación de los corifeos, en tanto que a los miembros de aquellos ayllus los sentenció a transportar piedras del Cusco a Tumibamba para la erección de aposentos. No fue una labor tipo mita, es decir, por turnos de cuadrillas de trabajadores, sino una faena larga, pesada y agotadora. Constituía parte de las medidas extremas que a veces imponían para sojuzgar a las multitudes, sin réplica de nadie. Era común deshacer cerros y rocas para transponerlos a otro lugar como medida punitiva. Lo que explica el por qué en Quito se veían edificios erigidos con pedregones cusqueños.84 3. Los intercambios y las monedas Existían formas de conseguir cosas necesarias, pero que no se podían producir por sí mismos. Entonces, se echaba mano de la figura del trueque, de las equivalencias, de algunos productos a los que les habían otorgado el valor de monedas, lo que vale decir, monedas mercancías; y, en determinados lugares de la costa norteña y central, hasta de determinadas hachuelas de cobre que llenaban algunas de estas funciones, ya que con ellas medían el valor de sus bienes y servicios. Además, funcionaban contexturas periódicas de intercambio de bienes y de servicios. Justamente, uno de los papeles del intercambio era facilitar el proceso productivo, por cuanto permitía que los actores de la producción recibieran sus recompensas en bienes distintos de los que producían. Otro de los cometidos del intercambio era complementar los recursos de la comunidad. Habría que distinguir entre el intercambio “interior” y “exterior”. El primero no solamente incluía el intercambio de regalos y trueques entre los miembros de un ayllu, estrechamente organizados, en especial, entre grupos de parientes de las comunidades de aldea, sino también el intercambio mediante monedas mercancías. El segundo tipo se refiere al fenómeno general de los mercados, al intercambio con forasteros y a las expediciones 84. Cieza 1554: 297.