RELIGIÓN Y POLÍTICA EN EL PERÚ DEL XIX SOBRE LA SITUACIÓN RELIGIOSA Y POLÍTICA EN NUESTRO PAÍS EN LOS ALBORES DE LA VIDA REPUBLICANA, CITAMOS AQUÍ UN TEXTO DE LA HISTORIADORA PILAR GARCÍA JORDÁN APARECIDO EN SU LIBRO IGLESIA Y PODER EN EL PERÚ CONTEMPORÁNEO.
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He comentado ya que, en una sociedad analfabeta y con escasas o inexistentes vías de comunicación, como era el caso de la sociedad peruana a inicios del siglo XIX, la iglesia y el púlpito cumplían no solo una función legitimadora del poder civil, sino que eran una extensión del mismo poder, ya que llegaban hasta puntos donde aquel no podía arribar; por ello podemos hablar de los curas como personajes que acumulaban por una parte el poder civil, y por otra, el derivado de ser los únicos intermediarios con lo desconocido. Al mismo tiempo, si hay un tema que no fue cuestionado en forma global ni por los conservadores ni por los radicales, fue el de la religión; todos ellos participaron de la idea utilitaria de la religión y del clero que la propagaba y, como dice Basadre en su reflexión sobre los liberales de las primeras décadas republicanas, ellos esperaban que la Iglesia continuase manteniendo el orden y la estabilidad en el Perú republicano, como antes los había mantenido bajo la monarquía. La imbricación de Iglesia y Estado, de religión y política, fue clara desde los primeros momentos del Perú republicano. Así se reconoce en la oración pronunciada por Mariano José de Arce con motivo del juramento del Estatuto Provisorio, el 8-X-1821, donde se seña-
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PERÍODO 1
[ CAPÍTULO 11 ]
la, enfática y providencialmente, la influencia de Dios en el triunfo de la independencia peruana exhortando a los peruanos a oír “la voz de la recta razón, y del Evangelio y así tendréis la sabiduría y las luces”: ( ...) No avancemos acontecimientos y digamos que todos los Congresos celebrados, constituyentes o no, se pusieron bajo la advocación del “Todopoderoso”: A título de ejemplo, estando a punto de reunirse el Congreso que debía elaborar la Constitución de 1827, el ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores, José Luis Mariátegui, en nota al arzobispo electo de Lima, Carlos Pedemonte, le comunicó: “El Congreso ha resuelto se prevenga al ejecutivo comunique las órdenes convenientes a los Gobernadores Eclesiásticos para que por el clero secular y regular se hagan rogativas públicas ... implorando del Padre de las luces, las que necesita la representación nacional para formar la Constitución de la República, de modo que logre la nación por este medio toda la felicidad a la que aspira, principalmente la de conservar para siempre la Santa Religión”: De: Iglesia y poder en el Perú contemporáneo. Cuzco: Centro Bartolomé de las Casas, 1993. pp. 53-54.