A 270
PERÍODO 1
[ CAPÍTULO 14 ]
[I] NTECEDENTES DEL CONFLICTO ENTRE EL PERÚ Y COLOmBIA.- El conflicto entre Perú y Colombia en 1827 y 1829, tuvo sus antecedentes en la Colonia, en la guerra de la independencia y en la política inmediata. Los antecedentes coloniales sirvieron para la discusión sobre si el territorio de Maynas, o sea la zona noramazónica, pertenecía al Virreinato del Perú o al de Nueva Granada. Los antecedentes surgidos en la independencia empezaban con el hecho de que la provincia de Jaén, perteneciente al territorio de Quito, habíase unido espontáneamente al Perú, en tanto que el puerto de Guayaquil, al proclamarse su independencia en 1820, el mismo Bolívar lo unió a Colombia. Todo lo ocurrido en las relaciones entre el Perú y Colombia durante la guerra, hasta la caída de Bolívar, fue esgrimido por uno y otro país para expresar agravios, recelos y acusaciones. El establecimiento y luego la deposición del régimen vitalicio, el ligamen de las tropas colombianas con la política interna y la repatriación de ellas ofrecían, en especial, ingredientes para la polémica. Además existía la cuestión de la deuda que el Perú tenía contraída con Colombia por los gastos hechos durante la emancipación; y el problema llamado de los reemplazos, es decir la substitución de las bajas habidas en el ejército colombiano durante la guerra contra el ejército español, bajas que el Perú debía compensar, según los colombianos, a pesar de haber terminado esa campaña. Las causales inmediatas eran también numerosas y, sin duda, las más influyentes. En agria campaña, la prensa peruana había herido a Bolívar y a Sucre desde principios de 1827, mientras la prensa colombiana y boliviana atacaba al Perú. Diversos episodios desagradables se sucedieron. A ellos perteneció el que tuvo como protagonistas a doña Jesús Campo de Armero, esposa del ministro colombiano y el intendente de policía de Lima, cuando este quiso hacer arriar la bandera de Colombia, que flameaba en la casa del mencionado agente diplomático, el día de las Mercedes, patrona de las armas del Perú, en 1827. De allí provino una resolución suprema firmada por el ministro Francisco Javier Mariátegui disponiendo “que en la celebridad de las fiestas nacionales solo pueda tremolarse el pabellón extranjero en las casas de los ministros públicos y agentes públicos que se hallen en el país, pero con la indispensable calidad de que se tremole al mismo tiempo el de la República”. Aprestos militares fueron hechos sobre las fronteras del norte. El comandante colombiano José Bustamante fue acusado de haber querido incorporar Guayaquil al Perú con sus tropas, en complicidad con el Gobierno de este país (12 de mayo de 1827). Bustamante huyó a Lima. Expulsados tres colombianos de Paita, a fines del mismo año, el comandante general de Guayas, Juan José Flores, autor entonces de proclamas agresivas, publicó una nota jactanciosa e insolente y allí anuncio que marcharía en triunfo por tierras peruanas “hasta donde me lleve la vindicta del honor nacional”. De amenazantes y belicosas expresiones acusó también Colombia al prefecto de La Libertad, Luis José de Orbegoso. No faltó entonces, por lo demás, documento colombiano que llamara a los peruanos “libertos novicios”. La decadencia ya visible de la Gran Colombia que tuvo sus exponentes en la conspiración que puso en peligro la vida del Libertador y en la rebelión de Obando, estimuló a los peruanos. Los militares