portado con la mayor bravura... No hemos sido vencidos, pues los enemigos nos han respetado de modo que no se han atrevido a pasar sus columnas al llano en que los esperábamos con el más ardiente deseo...”. Sucre procedió, en todo momento, con habilidad genial. Sacó máximo partido de sus mejores posiciones de Tarqui, como lo había hecho antes en Saraguro. Después de habérselas con la división Plaza, no quiso arriesgar de nuevo su suerte en una batalla campal con todo el ejército peruano. Decidió, por eso, hacer una jugada diplomática en vez de una jugada militar. Invitó a La Mar a discutir negociaciones de paz. Después de lo ocurrido, La Mar tenía que estar dispuesto a firmar un convenio. Y ese convenio quedó firmado en Girón, representando a La Mar los dos futuros rivales, sus sucesores Gamarra y Orbegoso. Una vez obtenido ese documento Sucre hizo una tercera jugada, ya no de contenido militar como la primera o diplomático como la segunda, sino de tipo político. Explotó al máximo lo ocurrido en Tarqui y le dio el significado no de un encuentro con la vanguardia del ejército peruano sino el de una batalla formidable. El documento de Girón apareció así, como el gesto magnánimo de un vencedor caballeroso ante un infeliz vencido. Sucre, con esto, había conseguido dos objetivos. Había logrado, en primer lugar, por la guerra y por la diplomacia detener la invasión; y había conseguido, en seguida, por la propaganda, desprestigiar al Perú, al ejército peruano y a La Mar. Este, que casi no participó en la acción de Tarqui, fue más sorprendido y flanqueado en el terreno diplomático y político que en el terreno militar. Demasiado tarde La Mar descubrió la jugada y envió a Sucre la tremenda y acusadora carta, fechada en Gonzanama el 17 de mayo de 1829, a que ya se ha hecho referencia. El valor histórico de Tarqui es desproporcionado y paradojal. Radica, no en la contienda misma, sino en lo que sus efectos pudieron influir posteriormente, dentro de un cuádruple sentido: para detener de inmediato el avance peruano; para determinar, pocos meses después, el cambio de la política interna de este país; para dejar, a la larga, la frontera norte en statu quo; y para inspirar, a lo largo de los años, la versión ecuatoriana de una total derrota peruana.
LA OPINIÓN DE GAmARRA SOBRE LA CAmPAÑA.- La opinión de Gamarra ante la campaña está expresada en su correspondencia. A su juicio y con prescindencia de hechos anteriores y de opiniones sobre el rumbo general de los sucesos, tuvieron funestas consecuencias la pérdida en Saraguro de casi todo el parque, que fue arrojado a los barrancos y la destrucción de dos batallones. El convenio de Girón, que una junta de guerra aprobara, después de discutir artículo por artículo, salvó al ejército, en el que algunos cuerpos estaban desmoralizados desde Saraguro y que, por la falta de parque y la caballería, no tenía probabilidades de obrar plenamente en aquellos ásperos lugares. La retirada sin la paz era imposible por el mal estado de los caballos, los perversos caminos y los ríos caudalosos por atravesar. Al quedar el ejército intacto, por lo demás, pudo ser luego incrementado mediante la reunión de los dispersos (Carta a Pando, de Piura, 22 de abril de 1829).
[ II ] ESTABILIZACIÓN DE LA GUERRA.- El encuentro de Tarqui distó mucho de ser un acontecimiento abrumador o de efectos decisivos inmediatos. El Perú continuó dueño del mar. Las tropas colombianas no podían invadir territorio peruano; ni siquiera se hallaban en condiciones de recapturar Guayaquil. La retirada del ejército de La Mar hacia Piura después de Girón, en plena estación de lluvias, pudo efectuarse a pesar de todos los obstáculos; y con la incorporación de algunos fugitivos del ejército colombiano en el que habían sido enrolados, llegó a sumar dicho ejército casi cuatro mil hombres. La guerra duró estabilizada durante cinco meses más.
EL VALOR HISTÓRICO DE TARQUI (…) RADICA, NO EN LA CONTIENDA MISMA, SINO EN LO QUE SUS EFECTOS PUDIERON INFLUIR POSTERIORMENTE, DENTRO DE UN CUÁDRUPLE SENTIDO: PARA DETENER DE INMEDIATO EL AVANCE PERUANO; PARA DETERMINAR EL CAMBIO DE LA POLÍTICA INTERNA DE ESTE PAÍS; PARA DEJAR, A LA LARGA, LA FRONTERA NORTE EN STATU QUO; Y PARA INSPIRAR, A LO LARGO DE LOS AÑOS, LA VERSIÓN ECUATORIANA DE UNA TOTAL DERROTA PERUANA.
[ CAPÍTULO 15 ] PERÍODO 1
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