EL TRIUNVIRATO CONTRA LA mAR.- La opinión pública, sin embargo, con su influjo sobre
STEWART (…) PINTÓ [A GUTIÉRREZ DE LA FUENTE] COMO “HOMBRE DE BAJA ESTATURA, DE CONSTITUCIÓN DELGADA Y DE APARENTE MALA SALUD; FACCIONES, OJOS, PELO Y BIGOTES OSCUROS, MODALES MODESTOS, SEMBLANTE APACIBLE E INTELIGENTE”, CONOCEDOR ÚNICAMENTE DEL IDIOMA CASTELLANO; DE MUCHA OBSERVACIÓN Y BUEN SENTIDO AL HABLAR.
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PERÍODO 1
[ CAPÍTULO 15 ]
la política interna, impidió el desarrollo del conflicto internacional. Los contrastes de la guerra habían debilitado la reputación de La Mar. La penuria de la Hacienda pública era grande. A varios cuerpos del ejército se les debía (según oficio de Gamarra a Salazar y Baquíjano de 10 de junio de 1829) cinco y seis meses de sueldo. La desaprobación del tratado de Girón no fue bien recibida. La sociedad (dice Távara) se espantó con los nuevos sacrificios que se le exigían. Santa Cruz, antiguo presidente provisional del Perú y rival de La Mar en la elección, nombrado luego ministro peruano en Chile y finalmente presidente de Bolivia, Gamarra, prefecto del Cuzco, y La Fuente, prefecto de Arequipa, habían formado un triunvirato. “La Fuente, Santa Cruz y Gamarra, deben ser de hecho tres cuerpos con un alma”, escribió Gamarra a La Fuente en esa época, en una carta que La Fuente publicó. Apenas elegido La Mar, ya se ha visto que Gamarra gobernaba autónoma mente su lejano departamento. “Él obra de un modo independiente -escribió a este respecto Vidaurre-. Desobedece las órdenes de La Mar y las desprecia; promueve, licencia, castiga y da grado sin consulta. Aumenta las plazas de los batallones y escuadrones y el número de ellos”. En algunas provincias del departamento que Gamarra regía, llegaron a producirse como se ha dicho, protestas contra el Congreso Constituyente de 1827, que se atribuyeron a su injerencia oculta; aunque luego, informado de que el ambiente no estaba maduro para la rebelión, el mismo Gamarra marchó a esas provincias y las pacificó fácilmente. Nombrado diputado al Congreso, llegó a anunciar su viaje; pero en seguida invocó motivos poderosos para no dejar el mando de su ejército. Más tarde, la campaña de Bolivia y sus resultados exacerbaron su orgullo y su ambición. En el viaje al norte, para tomar parte en la guerra con Colombia, Gamarra pasó por Arequipa, donde el prefecto La Fuente le ofreció un banquete, en el que brindó por él “único primer general peruano que puede hacer la felicidad del país”. Al llegar a Loja, con fatal retraso, agregó su división al resto del ejército. Subsistió la separación entre las tropas del norte y del sur; y se le dejó, por orden general de 25 de enero de 1829, en una función teórica no consignada en las demás ordenanzas. Mucho se quejó y llegó a afirmar que al invasión a Colombia era un crimen de ingratitud y más, por dirigirla quien era hijo de su suelo; y también dijo, que salvo Guayaquil, nada valioso había para conquistar. Por fin, el 29 de enero se dio una orden general; y de allí se le nombró general en jefe de ejército. La Mar fue encargado de la dirección de las operaciones de guerra. Sin negar la importancia decisiva de Gamarra en la deposición de La Mar, la exactitud histórica debe hacer considerar la acción del triunvirato Gamarra-La Fuente-Santa Cruz.
SUBLEVACIÓN DE LA FUENTE.- La Fuente había llegado en mayo de 1829 a Magdalena, fuera de Lima, con más o menos 1.300 reclutas forzados, mal armados, casi desnudos, sin manifestar apuro para reforzar el ejército del norte y bajo el pretexto de que carecía de medios de transporte adecuados para viajar. Una comunicación urgente, enviada por él al Ministro de Hacienda, en esos días le pidió dinero, aunque fuese tomando la custodia de la Catedral para abonar los sueldos de sus soldados (Archivo de la Nación). Imponiendo además condiciones al Poder Ejecutivo, tales como quedar sujeto solo al general en jefe y conservar para uso de su división los fondos que había traído del sur. Gobernaba en Lima el vicepresidente Manuel Salazar y Baquíjano por ausencia del presidente La Mar. Se notaba un ambiente tenso. De la capital habían viajado casi todas las tropas excepto una pequeña guarnición en el Palacio. Escaseaban los recursos; la inercia administrativa era casi absoluta; el abandono de los ramos de policía urbana y de seguridad pública había llegado a tal extremo en la capital que los ladrones cometían fechorías en los templos e interrumpían las tertulias en las casas. La Fuente optó por sublevarse cuando el vicepresidente Salazar y Baquíjano le exigió que se embarcara de inmediato con sus tropas rumbo al norte. AI negarse a partir, anunció a Salazar que La Mar sería depuesto y que el sur también se rebelaría.