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MÁS QUE LA CUNA DEL NARCOTRÁFICO Escribe: Liz Villegas Los primeros días en mi nuevo hogar se caracterizaron por la nostalgia de no estar cerca de mis familiares y amigos. E incluso me daba temor caminar sola por la ciudad, porque me imaginaba siendo víctima de un asalto o de una terrible situación de sicariato (tan característico del lugar).
No obstante, mis padres fueron un gran apoyo para lograr superar esta etapa y acostumbrarme a mi nueva vida. A medida que iban transcurriendo los días, todo comenzó a tomar un mejor rumbo, me sentía completamente conforme con
FOTO: KIARA GARCÍA
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Pablo Emilio Escobar, es un nombre que casi la mayoría de las personas (podría incluso pensar en un 98%) conoce por la gran historia que acompaña a este famoso personaje colombiano. Gracias a él, Medellín (su ciudad natal) se convirtió en una ciudad muy conocida a nivel internacional, basando su popularidad en los negocios ilegales. Lamentablemente, esta es la imagen que aflora en la conciencia de quienes pretenden ir a visitarla. Yo, unos años atrás, también estereotipé a este lugar que me acogió durante un año. Mudarme inesperadamente a Medellín fue complicado al principio. Dejar a tus amigos, a tu familia, a una vida ya establecida, no es sencillo; más aún cuando vas a un lugar del que tan mala fama se tiene. Sin embargo, el cambio representaba un giro necesario y enriquecedor para mi vida estudiantil. Siendo Medellín la segunda ciudad más grande de Colombia, me ofrecía un abanico de oportunidades para mi vida como mejorar mi inglés y tener acceso a un buen instituto de mandarín.