La luna de miel del noble del norte y su esposa, la ave de rapiña
Capítulo Extra 02
% Epílogo
Mi habitación había sido invadida por papá y estaba infestada de libros. Hasta había libros sobre la cama. Me quedé sin palabras. De entre la pila encontré un libro viejo y desgastado. Daba la impresión de ser una guía de viaje escrita por un explorador. Ese explorador fue a muchos lugares e interactuó con varias personas. Lo que más me interesó fue un pueblo cazador conocido como «Esquimales», que también vivían en regiones de frío extremo como nosotros. Al igual que esta aldea, se encontraban ubicados en el círculo ártico, pero según lo registrado vivían en algún lugar aún más frío. Ellos cazaban animales que habitaban bajo el hielo y su fuente principal de alimento eran las focas, según el dibujo eran largas y delgadas. Siendo animales mamíferos, respiraban a través de pulmones. Salían al exterior para respirar aire fresco, por lo que eran cazadas durante ese momento. Aparte de eso, también cazaban: narvales, delfines con cuernos, siendo precisos tenían un cuerno sobresaliendo de su frente. Ellos de igual forma eran atrapados cuando salían del hielo para respirar. Dependiendo de la región hasta cazaban osos polares, conejos o renos. En cuanto a la cultura, había aspectos similares y otros que no. Por lo visto, querer a los niños era similar en todo el mundo. Lo que más me sorprendió fue el sentido de la virtud. Cuando los hombres salían por largos periodos de caza, dejaban a sus hijos y esposas para que otros hombres los cuidaran. Después, si un esposo no regresaba de la cacería, la esposa e hijos se convertían en los de ese hombre. Sobra decir, cuando uno caza, arriesga su vida, pero era difícil de creer que una cultura como esa realmente existiera. Eso ya era lo bastante sorprendente, pero también describía que no era extraño que un esposo regresara y fuera recibido por una esposa embarazada. Tal parece que ese tipo de situaciones no eran muy importantes. Tal costumbre surgió por la creencia que los niños eran tesoros de toda la tribu. —O al menos eso leí. —Pensar que habría un lugar aún más frío que esta aldea. —Sorprendente, eh. Antes de cenar, pasé tiempo con Sieg charlando sobre los «Esquimales». Arno, quizá satisfecho tras haber tomado leche, nos estaba mirando. —Pero, a mí no me gustaría dejar a Sieg y Arno a nadie más. - 221 -