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Samuel vivía en la casa del Señor junto con el sacerdote Elí. ¿Por qué Samuel no vivía en casa de sus padres? La madre de Samuel, Ana, no podía tener hijos. Esto la entristecía mucho. Oró y le pidió al Señor que le diera un niño. Le prometió que, si le daba un niño, se lo devolvería al Señor. El Señor respondió a sus oraciones y Ana tuvo un niño. Tal como había prometido, cuando tuvo edad suficiente, lo llevó a la casa de Dios. Desde aquel día, Samuel vivió en el templo con Elí. Samuel estaba feliz de vivir en la casa de Dios. Su madre lo visitaba todos los años y le hacía un abriguito. Elí era muy viejo y no veía muy bien. Una noche, cuando todos dormían, Samuel se despertó. Alguien lo llamaba. Pensó que Elí necesitaba algo, así que fue a ver a Elí. —Aquí estoy —le dijo. —¿Qué quieres que haga? Elí le respondió: —Yo no te he llamado. Vuelve a la cama, pequeño Samuel. Samuel volvió a la cama y se durmió. Al cabo de un rato, volvió a oír que alguien le llamaba. Samuel volvió a ver a Elí. Le dijo: —Te he oído llamar. Aquí estoy. Elí le replicó: —Yo no te he llamado. Vuelve a la cama, Samuel. Samuel no conocía al Señor. No sabía que era el Señor quien lo llamaba.
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