SEMANA SANTA OSUNA 2020
XX aniversario de la restauración de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia: historia de un reto Aquella aciaga tarde de 1964….
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odo este reto comenzó una tarde de 1964, cuando Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia realizaba su Estación de Penitencia. Hace 55 años, no teníamos los medios de hoy en día, esas llamadas telefónicas a diversas instituciones, ese radar meteorológico en tiempo real que te dicen con muy poco margen de error si va a llover o no, pues bien, esa tarde de 1964 nuestro Primitivo Titular se echó a la calle en aras de satisfacer al pueblo en el religioso fervor de sus fieles, con tal mala suerte que una tormenta lo sorprendió en pleno recorrido empapando su figura. El Cristo de la Humildad (como popularmente lo conocemos en la localidad), está realizado en papelón y tela encolada, es obra del XVI y posterior a 1511, ¿por qué sabemos este dato? en esta fecha, el alemán Alberto Durero estampaba este asunto dramático en la portada que abría su célebre y divulgadísima colección de xilografías, titulada “Pequeña Pasión”. Durero representa a Cristo con una mano apoyada en la mejilla y así lo hace también el artista que modeló el Cristo de la Humildad. Ignoramos el nombre del escultor, aunque previsiblemente debió regentar un taller o local muy próximo, dadas las representaciones similares que se encuentran en las localidades cercanas de Córdoba y Málaga.
Nuestro Primitivo Titular, se retira del culto Debido al estado tan lamentable en el que se encontraba la imagen, pues, dado el material del que está hecha la misma, el paso del tiempo, las humedades sufridas, las estaciones de penitencia que ha realizado a través de los siglos, la manipulación por manos no expertas y la lluvia caída en esa aciaga tarde, hi-
cieron creer a todo el mundo que era irrecuperable, lo que motivó que en 10 de Junio de 1.964 la Junta de Gobierno de aquel entonces decidiera, dolorosamente, retirarla del culto. Fue entregado para su custodia en el Convento de las Madres Carmelitas de la localidad y allí permaneció hasta el año 1.998. Tras un cambio de impresiones referentes a la necesidad perentoria de una reparación inmediata de la Imagen, la cual, por su construcción y el estrago causado por el tiempo causó acaloradas discusiones entre los Hermanos Pellejos, ya que,para algunos hermanos sehacía imposible su restauración. Pues bien, aun así, con tan negro pronostico y siendo Hermano Mayor de la Cofradía Don Rafael Pradas Martín, la Hermandad decidió su restauración y nuestro Titular fue trasladado a los talleres de Don Juan Luis Coto Cobo de Sevilla.
El Reto de Coto Cobo y su Equipo Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia, hasta el momento del traslado que se realizó en Junio de 1998, se encontraba celosamente guardado en una de las dependencias superiores del Convento de San Pedro, que si bien no es lugar más adecuado para este menester al menos si sirvió para resguardarlo de más golpes y estragos a la escultura. Estructuralmente, la imagen se encontraba en un estado de conservación deplorable debido a la degradación de los distitntos materiales que la componen, la humedad, los accidentes sufridos y las restauraciones “caseras” que se habían realizado a lo largo de los siglos. La imagen presentaba zonas hundidas a causa de golpes, llegando incluso a perder parte de su estructura, formándose huecos de considerable importancia y 38
grietas de separación entre las uniones de los miembros con el tronco, amén de los pies y los glúteos con la peana. La cabeza estaba hundida y deformaba por su parte superior al haber sido manipulada para colocar a la escultura los ojos de cristal. Las capas de color, o policromías se encontraban mal adheridos a la escultura y con numerosas rozaduras y perdidas de color en algunas zonas. A más abundamiento del mal estado de la policromía se añaden humo de velas, gotas de cera y polvo que enmascaraban la imagen de nuestro Primitivo Titular. La forma de restaurar esta escultura debía realizarse desde el interior, para ello el Maestro Coto Cobo y su Equipo cortaron con un bisturí la escasa sujeción que quedaba separando la imagen de la peana, al hacerlo se comprobó que la tela encolada tenía un centímetro de grosor y que la única estructura que presentaba en su interior era de tres débiles cañas colocadas perpendicularmente entre las paredes de la estructura. Un dato curioso es que en el interior de la escultura apareció un nido de ratones, este nido estaba hecho con numerosos algodones y papeles de distintas épocas, entre estos roídos papeles aparecieron varios trozos de documentos alusivos a temas relacionados con el propio Convento del Carmen. Por la fecha aparecida en uno de ellos, 1696, es decir, en la fecha de la restauración ese trozo de documento tenía la friolera de 302 años (¡más de tres siglos!). El escultor cree que se pude corresponder con la fecha que la fueron colocados los ojos de cristal. La restauración presentaba todo un reto para este taller y empezaron con una limpieza del interior, retirando toda clase de impurezas. Seguidamente se consolido toda la estructura y se pegaron todas las telas desencoladas, las zonas con