Rafael Pere
C
ada protagonista del toreo lleva variadas circunstancias, lo que le da un valor a cada uno de ellos, Perea nació en Madrid el 12 de noviembre de 1913, debutó como novillero en su misma ciudad, el 22 de agosto de 1940, después tomó la acertada decisión de viajar a América para incursionar en otros alberos, y así fue en su primera tarde, sonó el clarín el 24 de junio de 1945 dejando muy buena impresión entre la afición nacional al torear con el capote espléndidamente. Entre las páginas del Cossío se aclara que la alternativa la tomó el 18 de noviembre de ese año en Orizaba de manos de Luis Briones, pero la que le dio valides a su curricular fue en la Plaza México, en esta alteza citadina de arenas acaneladas y recientemente 56 Mary Carmen Chávez Rivadeneyra
inaugurada, además de tener la suerte de cambiar el percal por la pañosa en manos de Manuel Rodríguez “Manolete” y de testigo Luis Procuna, “El Berrendito de San Juan”, con ejemplares de Torrecilla, relato que marcó la historia para él y la misma plaza el 26 de febrero de 1946. Su figura quedó honrada por el experto escultor, que encantado por el estilo del madrileño, decidió mostrarlo en el lance fundamental del toreo, la verónica, el toro se ve grandioso con toda su romana, la cabeza metida en serio compromiso volcado en su papel de bravo, embistiendo al capote del diestro en un lance muy puro, que despliega compás, armonía y un dibujo en volantes que asemeja olas en el mar.