LA CASA DE MONEDA EN EL VIRREINATO DEL PERÚ ENTRE LOS SIGLOS XVI Y XVIII | 23
satisfacer el consumo de productos ajenos a su economía doméstica en un mercado de naturaleza precapitalista. El intercambio de productos y su utilización como medios de intercambio entre los indígenas hicieron de estas transacciones simples una costumbre frecuente sobre todo en la costa norte. Durante los primeros años del asentamiento hispano los conquistadores recurrieron al uso de tejos y barras de oro y plata como monedas en los contratos de compra y venta, al tiempo que los pobladores indígenas continuaron utilizando las monedas de la tierra (semillas, frutos o animales). El uso de estas monedas continuó por lo menos hasta la época del virrey Francisco de Toledo (1569-1580). La circulación de las monedas acuñadas en la Casa de Moneda de Lima coexistió con otro tipo de monedas que el ingenio de la población creó ante la escasez de numerario. En las regiones del interior, como Cajamarca, Quito y Loja, fue frecuente el uso de animales de la ganadería como sustituto monetario.4 Conforme se fue integrando el espacio peruano y las regiones que la componían, los mecanismos del intercambio prehispánico y los objetos utilizados fueron desapareciendo progresivamente. Los productos empleados por los aborígenes en sus intercambios no podían competir con el nuevo valor que los colonos atribuían a la moneda en barra primero y luego a la moneda acuñada. A la población regnícola no le quedó más recurso que aprender a utilizar las nuevas monedas y a familiarizarse con el lenguaje técnico utilizado en el comercio para conocer el valor real de los marcos y pesos acuñados. La nueva circulación metálica terminó por desestabilizar las monedas de la tierra, que fueron intrínsecamente insuficientes para incorporarse al modelo mercantilista; no obstante, en algunas regiones continuó usándose tales medios.
Los orígenes de la moneda colonial Al no existir Casa de Moneda las transacciones efectuadas por los primeros conquistadores fueron escasas y reducidas, primero, porque dependían de las monedas provenientes de la Península y segundo, por la falta de la tecnología para fabricarlas. Cualquier modificación o cambio en la confección de cualquier tipo de moneda transcurría casi siempre al margen del poder real. Otro factor a tomar en cuenta fue el poder de los encomenderos. Dichos personajes condujeron desde un comienzo la circulacion comercial con los aborígenes y con la autoridad real. A pesar de que existía una legislación castellana favorable al envío de monedas peninsulares, la política de guerra entre los conquistadores y el bullonismo impedían la existencia de una moneda de peso y ley aceptable 4.
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Salazar 2009, II: 188.
15/08/2019 11:31:25 a.m.