68 | JUVENAL LUQUE
1. Ser un producto o cosa útil independientemente de si es convertida en moneda. 2. Ser inalterable, para que pueda conservarse intacta sin necesidad de cuidados especiales. 3. Ser homogénea y que se pueda constatar perfectamente su naturaleza por medio de operaciones sencillas. 4. Ser divisible hasta poder representar valores sumamente pequeños. 5. Tener poco volumen y peso, y en ello concentre bastante valor, que facilite su transporte a todos. 6. Que esté en lo posible libre de alteraciones de valor y sobre todo de variaciones bruscas y frecuentes que algunos productos tienen. Por su lado, muchos economistas consideran que cualquier objeto, para que pueda ser aceptado como moneda, debe cumplir determinadas funciones, siendo las tres principales: medio de cambio, medida de valor y medio de ahorro.11 Desde las primeras civilizaciones, las primeras monedas fueron los metales preciosos oro y plata por sus especiales cualidades, como homogeneidad y uniformidad, duración indefinida, fácil manejo y transportabilidad, divisibilidad, fraccionabilidad universal y aceptación general. En el mismo sentido va el parecer de Pierre Vilar cuando escribe “que cualquier mercancía preciosa” puede desempeñar el papel de moneda; agregando que los “economistas han definido a la moneda en función de aquello para lo que sirve: ser intermediario de los cambios, medida de valor y reserva del mismo”.12 De los autores coloniales hubo varios a los que también preocupó definir la moneda. Uno de ellos fue Cristóbal de Villalón, que tenía un concepto más moral de esta que económico. Con sus reparos morales, escribió que la moneda era un “medio por el cual se tratan todas las cosas del universo y se traen a conversación para poseerlas y gozarlas […] de manera que el poseer todas las cosas criadas es el fin y el dinero con que se alcanzan es el medio” (1546). Aquí el fin de la moneda es poseer las cosas, y la moneda actúa como medio. La moneda no podía, pues, ser el fin de la ganancia porque iría en contra del orden natural y se incurriría en el error de usar la moneda como fin y no como medio, cayendo en lo pecaminoso (usura). El pensamiento de Villalón contra la usura no comienza con él, sino que es la continuación del pensamiento medieval sobre el tema y el precio justo. La fuente primigenia de la usura está en la Biblia: el Éxodo, el Levítico y el Deuteronomio, textos sagrados que 11. Zorrilla 2004: 148. 12. Alfaro Asíns y Marcos 2005: 1439.
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15/08/2019 11:31:27 a.m.