refrescado la sangre ó cruzado sus ganaderías con los vientres y sementales de Garfias en México y que han sido exportados a Perú, Colombia, Ecuador, Venezuela, EE.UU. y Centroamérica. Es ya considerado un encaste “Garfias”, ya que más del 80% de los toros de lidia en México tienen su sangre. Capítulo Veintitrés MANZANARES
E
n Madrid José Mari Manzanares cuando salió a hombros por la puerta grande rompió un veto de hacía 15 años, tres lustros que no se producía semejante acontecimiento. No en el coso de Las Ventas -que ha conocido el triunfo de numerosos diestros de toda clase y condiciónsino en el historial del propio torero. Al hombre se le veía feliz cuando le llevaban en volandas por el ruedo y, sobre todo, cuando se abrió la puerta de Madrid, solemne donde las haya, y embocó por ella, sonriente, emocionado, saludando montera en mano. La plaza se rompía las manos de aplaudir. No toda: diversos sectores de aficionados protestaban del triunfalismo que se había desatado en el coso venteño. Y no les faltaba razón. Las dos orejas que cortó Manzanares, la salida a hombros por la puerta grande, no sólo premiaban una 176 Javier Garfias
faena que incluyó momentos de inusual belleza junto a otros de innecesarios alivios con un toro inválido dulce como un bombón. Eran, a la vez, el desquite del público habitual de la isidrada, que convirtió a Manzanares en su torero emblemático y llevaba también 15 años esperando que diera motivos para justificar su irrenunciable militancia manzanarista. La noticia de la muerte de José Mari Manzanares llegó estruendosa, en medio del silencio de la mañana temprana de un martes, día de reunión en Los Amigos del Toro. Llegó, insolente y desquiciante, convertida en remolinillo de brisas encontradas. Lo hizo revoloteando sobre la hojarasca de los recuerdos. Fue un torero grandioso, Manzanares. De los artistas los tocados por la varita de los duendes. Uno de esos seres que nació para ser torero. Más bien maestro del toreo. Figura para la historia, referencia permanente un personaje que llenó de arte y de torería su momento. Alfredo Sadel, el cantor venezolano fue en Venezuela fue el primer “manzanarista”, entre los aficionados entendidos. Una tarde, conversando de toros con “el tenor favorito”, nos preguntaba quien era “ése Manzanares”, anunciado para las corridas de la temporada de Caracas. Le contamos haberlo