El hijo de la osa Érase un papas13 y su mujer, y cierto día salieron al monte á cortar leña. Encontraron en el camino un labriego, con el cual se fué la mujer, mientras el papas se quedó cortando una encina con la azuela que llevaba. La cortó casi toda, dejando sólo un palmo para que acabara de cortarla la papadía su mujer, pero como la encina era gruesa no pudo sostenerse y vino al suelo. Saltó entonces de allí una osa diciéndole: −«Quiero que me adoptes el primer hijo que tenga, diciendo que es tuyo». −«Calla, le responde el papas, yo soy hombre santo, y no puedo adoptar un oso como hijo mío». −«Haz lo que te digo, sino te devoro», repuso la osa, y contra toda su Voluntad hubo de acceder el buen papas, y andando el tiempo tuvo que pasar como padre de un oso. Llegó su mujer y volvieron á su casa, dejándose la azuela olvidada en el sitio de la encina, que recogió la osa. Esta parió un niño, á quien los osos sus hermanos llamaban bastardo. Un día preguntó á la osa si era tal como le llamaban sus hermanos, y ella le respondió: −«Tienes por padre la azuela». −«¿Cómo puede la azuela engendrar hijos?» −«Tómala, le replica, y con ella esperas sentado en el pilón de fuera de la iglesia, y el que la reconozca por suya aquél es tu padre». Iba la gente á la iglesia, y al llegar el papa y verlo le dijo: −«¿Dónde has encontrado la azuela? es mía». −«Tuya es, y tuyo soy 13
Sacerdote griego (Nota del Trad.) 117