El hijo del rey y el potro Érase una reina que no tenía hijos, y llegándose cierto día un judío le dijo: «Toma esta manzana, cómela y tendrás familia». Tomó ella la manzana, mondóla y se la comió, y las pieles que cayeron al suelo se las comió la yegua, sucediendo que las dos quedaron preñadas á un tiempo. La reina parió un niño y la yegua un potro. Al llegar el niño á los doce años fué al colegio á aprender la táctica militar, y cuando volvía á casa tenía la costumbre de disparar la javelina. Un día la reina, que amaba al judío, le dijo: «¿Cómo haremos para matar al niño y quedarnos libres?» «Pongamos veneno en su comida, contestó el judío, y de este modo cuando la tome, morirá». Llegó el niño del colegio, y después de disparar la javelina, fué á la cuadra á ver el potro, á quien, encontró triste y lloroso. «¿Por qué lloras?» le preguntó. «Escucha bien, le contestó, tu madre ama al judío, y quieren matarte, para lo cual te han puesto veneno en la comida: no la tomes y dices que el maestro te ha dejado sin comer por no haber sabido la lección». Llamóle su madre y le dijo: «Ven á comer, que yo hablaré al maestro y no te reprenderá». «No, no como», contestó el niño, y se escapó al colegio. No habiendo logrado su intento, discurrieron por la tarde echar el veneno en el vino. Al salir el niño de la escuela, se encaminó hacia el potro, que de nuevo le habló así llorando: «Te han puesto veneno en el vino, y así, no bebas». Sube á casa, y le dicen: «Toma, bebe vino». «No, no bebo, les contestó, porque el que toma vino 29