Sincirlis, Mincirlis y Microsincirlaquis Había un joven á quien llamaban Sincirlis, Mincirlis y Microsincirlaquis. Pasando cierto día por una callejuela vió en una ventana elevada una muchacha llamada Heliogénita3, y al momento se enamoró de ella con tal vehemencia que no podía andar. Llegado con harto trabajo á su casa, se tiró sobre el colchón exclamando: «¡Madre, el alma; madre, el corazón; madre, la cabeza; madre, el amor me ha embargado; madre, hoy voy á morir; madre, Heliogénita arriba en la ventana!» Esto dijo segunda y tercera vez gritando y murmurando entre dientes. Su madre le preguntó qué tenía, y cuando oyó que sufría todo aquello por Heliogénita, lo refirió al momento á su marido y convinieron en enviar sirvientas á casa de ésta. Asi que llegaron las muchachas y llamaron á la puerta, preguntó ella: «¿Quién llama?» Contestaron: «Somos las criadas de Sincirlis, Mincirlis y Microsincirlaquis. En seguida Heliogénita dijo: «¡Corred á abrir, muchachas!» y abiertas las puertas, entraron. (Sincirlis, Mincirlis y Microsincirlaquis se había disfrazado de criada y entró con ellas á fin de verla y escuchar lo que respecto de él diría). Así que subieron, ofrecióles para asientos sillas de oro, y al cabo de un rato comenzaron á decir que las había enviado Sincirlis el cual deseaba tomarla por esposa. Al oír tal cosa 3
Significa la Hija del Sol (Nota de Trad.).
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