El medio hombre
Erase una mujer que no tenía sucesión, y cuéntase que cierto día invocó con insistencia á Dios en estos términos: −«Dios mío, dame un hijo, aunque sea medio». Dios la escuchó y le concedió un hijo medio, que tenía media cabeza, una pierna, una mano, medio tronco y media nariz. Como era de tal conformidad, lo guardaban metido siempre en casa, sin enviarlo á la escuela ni dedicarlo á ningún oficio. Un día dijo á su madre: −«Madre, ¿por qué no me das un hacha y un burro, y me iré á cortar leña?» −«¿Cómo has de poder tú, hijo mío, le contestó, cortar leña siendo medio hombre?» Mas como insistiera, accedió la madre, y le dio el hacha y el burro, y se fué á cortar leña, que trajo á casa. Pasó cierto día por debajo del palacio del la hija del rey, derecho con la pierna sobre el burro, y al verlo la princesa, se echó á reír, y llamó á sus doncellas para que lo viesen! −«Venid, gritó, que veréis al medio hombre». Así que lo vieron, se desternillaron de risa. Al pasar se le cayó el hacha, y pensando, se decía: «si bajaré, si no bajaré á cogerla». Al fin no se bajó y dejó en tierra el hacha. Entonces dijo la hija del rey á sus doncellas: −«Mirad: al medio hombre se le ha caído el hacha, y no se ha bajado á cogerla». Anduvo un poco más adelante, y se le cayó la cuerda. De nuevo pensó: «si bajaré, si no bajaré á coger la cuerda;» tampoco quiso bajar, y la dejó en tierra. Llamó 45