Introducción Fue en el siglo ΧΙΧ, en la Europa del Romanticismo, cuando el cuento comenzó a ser objeto de investigación sistemática. Símbolo de la infancia, inocencia y simplicidad, con infinitas posibilidades de adaptación, con plena libertad y lejos de la necesidad de hacer referencia a una persona, a un tiempo y a un lugar determinados, con características de la universalidad y también de la diversidad, el cuento se transforma y se mueve entre lo indefinido, lo imaginario, lo mágico y lo improbable, sin ignorar la realidad social de la que es producto. Y cuando el cuento pasa del lenguaje oral y narrativo al escrito, sale de sus límites tradicionales, las pequeñas comunidades rurales y, se convierte, aparte de tema de investigación, en lectura de todos los estratos sociales. La tendencia a la recopilación y al registro de material folclórico y de cuentos –dinámica en Europa en este periodo– llevó a muchos investigadores extranjeros a Grecia. El discurso espontáneo y simbólico de los cuentos griegos modernos era un medio de aproximación a la antigua mitología griega y a la religión, y en general, a la antigua expresión de la cultura griega. Uno de los primeros que se comprometió en reunir, registrar y publicar cuentos griegos modernos fue el filoheleno anticuario austriaca Johann Georg von Hahn. Comenzó a recoger cuentos griegos, primero cuando fue nombrado, en 1847, Cónsul de Austria en Ioannina, y más tarde cuando se estableció en Syros. Consiguió convertirse en propietario de 9