El Monte | Aspe 2022
Hermandad y Cofradía de la Soledad, Dolorosa, Esperanza Macarena y Ángel de la Resurrección Huelo a Semana Santa
traje de cofrade y pude hacer realidad ese sueño que tanto deseaba, salir con mi “Hermandad y Cofradía de la Soledad, Dolorosa, Esperanza Macarena y Ángel de la Resurrección”.
R
ecuerdo siempre que de niño y ya entrando en mi adolescencia, sentía con pasión nuestra SEMANA SANTA.
asados unos años, ese traje que tanto quería, lo guardé en mi armario y estuve tiempo sin salir en procesión, qué pena me daba verlo allí plegado.
Los días previos, ya mis sentidos empezaban a percibir el olor a cera, flores, y “a mi Virgen”, como yo solía decir. Pronto llegaría el día de ir a recoger a nuestra Dolorosa y Soledad para llevarlas a casa de nuestro presidente de entonces, Salvador Navarro Pavía, donde también en aquellos años se traía a Ntro. Padre Jesús Nazareno para arreglarlos en su almacén de la “rinconá” Nueva del Carmen, junto a la calle del Cinema. ¡Qué ilusión! Domingo antes del Lunes Santo, bien temprano y desde la ventana de mi habitación ya escuchaba y veía el ir y venir de nuestros queridos: Salvador, Florentino, Paco y Ernesto. Corría hacia la calle para unirme a todos ellos y con mi vecino y amigo José Antonio, ayudábamos en lo que buenamente podíamos. Recuerdo siempre los varales del palio y ese olor de algodón mágico para sacarles brillo. Con ayuda de un “carrico” con ruedas, lo enroscábamos para montar ese bonito y sencillo palio que serviría de techo para cubrir a nuestra Esperanza Macarena y Soledad durante el Lunes y Viernes Santo. Así durante toda la semana ayudaba con tantas ganas e ilusión. En la mañanica del Viernes Santo, recuerdo desde la puerta de mi casa como al terminar la procesión del encuentro llegaban a la “rinconá”, la Virgen Dolorosa acompañada por Ntro. Padre Jesús Nazareno con el ruido de los tambores. ¡Qué recuerdos! En esa misma mañana había
El destino de la vida me dio dos hijos maravillosos, y gracias al mayor de ellos que me pidió salir en nuestra Semana Santa, fue el empujón para volver a ese armario y recuperar mi traje de capucho que allí seguía envuelto en papel de seda.
que montar en el trono grande a nuestra querida imagen de La Soledad y dejarla preciosa para la procesión del Santo Entierro. La colocación del manto de luto de terciopelo negro por la muerte de su amado hijo y esos clavos en sus manos que yo veía colocar a esa señora, que por lo bajito me decían: “es la dueña de la Imagen”; un trabajo minucioso que requería la experiencia de tantos años. En años posteriores tuve el orgullo y la satisfacción de poner yo mismo esos clavos a Nuestra Madre Soledad y siempre pendiente de que en su camino de amargura no se le doblaran. Momentos y recuerdos que jamás olvidaré, al igual que nunca olvidaré la gran fe y devoción que mi querida madre sentía por todas nuestras imágenes titulares. Con todo esto vivido y con unas ganas enormes por salir de cofrade, no podía hacerlo porque no tenía traje de capucho y sentía pena al verlos pasar en procesión y no poder estar ahí con ellos.
En la Semana Santa del año 2019 volví a colocarme el traje, con la ilusión del primer día, pero esta vez fue más especial porque iba acompañado de mi querido hijo. Doy las gracias a nuestro presidente Agustín Cartagena por pensar en mi persona y poder permitirme compartir mis recuerdos y vivencias con todos vosotros. Animo a todos aquellos cofrades que por el motivo que sea tengan guardados esos trajes, a que busquen un motivo de alegría e ilusión para volver a recuperarlos y participar en nuestras procesiones. La Semana Santa Aspense, es única, y jamás deberá perderse. Sergio Parreño Erades Cofrade Hdad.
Ya de adulto, cuando empecé a trabajar me cosió María “La Catalina” mi propio
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