279
136 J/98
Antonio Macías
280
139 J/98
Antonio Macías
281
141 J/ 98
Marco Garfias
282
172 J/98
Tirso Díaz Infante
283
249 L/99
Marco Garfias
284
5 0/00
Fermin Rivera
285
8 0/00
Luis Quijano
286
143 S/01
Javier Bernaldo
287
153 S/01
Javier Bernaldo
Capítulo Diecinueve LIMA LA VIRREINAL ACHO LA BICENTENARIA
U
n triunfo, el de Lima, que resume decenas de años antes que Garfias surgiera como ganadero fue la respuesta de la faena de Antonio Ordóñez a Carnavalero en Lima, en su plaza de Acho. Triunfo que para entender su dimensión y trascendencia hay que ubicarlo en la historia de lo que ha significado para Perú y los peruanos la Tauromaquia. Antes de entrar en el relato de lo acontecido por Antonio Ordóñez hagamos un paseo por los caminos que se reúnen en la encrucijada de los acontecimientos taurinos que se suceden y que influyen en la formación de una muy exigente afición, es decir: cómo se formó la afición del Perú. Un público, unos aficionados que han sido influyentes en la historia de los toros en América, en lo que la plaza de Acho tiene un papel
fundamental. Hablan los muy ordenados archivos del Virreinato del Perú,1542 tras el sometimiento del Imperio Inca abarcó los territorios que actualmente corresponden a Ecuador, Bolivia, Colombia, parte de Argentina, Chile y Perú. Cuenta la historia de Acho que el 22 de febrero de 1762 el Virrey, don Manuel Amat y Juniet, celebró con una corrida de toros a su arribo a la ciudad de Lima para celebrar en los terrenos del Acho, la “parte alta” desde se aprecia la vista del mar y desde donde se ven llegar las embarcaciones al puerto de El Callao, puerto que sirve a la ciudad de Lima. Cuentan que don Manuel, el Virrey, estaba muy enamorado de una hermosa mujer. Esa relación, entre un Virrey catalán y una cortesana limeña, era inconfesable dadas las normas de la ciudad que se regía al pie de la letra por la temible Santa Inquisición. Micaela Villegas, hermosa mestiza orgullo del pueblo que la distinguía como la Perricholi, ejercía una gran influencia sobre Amat y Juniet, un poder afectivo que tuvo mucho que ver con el desarrollo urbano de Lima y con la conducta de los limeños. Cuenta la leyenda, como cantaría Chabuca que el Virrey le pidió a La Javier Garfias 153