Krēslā de Aleksandrs Čaks
Ocaso La nieve ataca, silente, fría. Morosa, arrastra. Furiosa, lacera. Con amigos veo declinar el día hasta superar la tranquila espera. —Debo cambiar esta cortina negra por otra, bella, satinada y roja. De ti depende, el dosel que alegra tu propio corazón será que escoja. La luz escapa de la cristalería, el empapelado huele a limón. Contra mi rostro frotar me gustaría, húmedo y fresco, un trozo de melón. Sabemos la humedad llega en invierno, ensucia lo que bello siempre ha sido y aunque no te conozco —soy fraterno— yo alabo el color de tu vestido. Pero tú, tú me hablas de eternidad, miras, con miedo, el día de tu muerte. —No uses marrón —te dije, y es verdad— funde los nervios, trae mala suerte. Puedes elucubrar sobre la Parca. Jamás yerra el momento. Nunca antes. Acompaña a las flores de la charca, Seca tus lágrimas, es mejor que cantes.
Traducción: Maybell Lebron.
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