Ja visst gör det ont de Karin Boye
Sí, por supuesto que duele Sí, por supuesto que duele cuando los pimpollos se abren. ¿Por qué de otro modo la primavera vacila? ¿Por qué toda nuestra ardiente añoranza está ligada a la congelada amarga palidez? Durante todo el invierno el pimpollo estuvo cubierto. ¿Qué cosa hay de nuevo que desgarra y estalla? Sí, por supuesto que duele cuando los pimpollos se abren, dolor por lo que crece y lo que encierra. Sí, es penoso cuando las gotas caen. Temblando de ansiedad cuelgan pesadas, adhiriéndose a la rama, se hinchan y se deslizan, el peso las arrastra hacia abajo, aunque se aferren. Difícil ser vacilante, temerosa, dividida, difícil sentir la profundidad que atrae y llama sin embargo, permanecer y solo temblar difícil querer permanecer y querer caer. Entonces, cuando todo es peor y nada ayuda, estallan de alegría los pimpollos del árbol. Entonces, cuando ningún miedo retiene, caen brillantes las gotas de las ramas, olvidan su temor ante lo nuevo, olvidan su angustia por el viaje, sienten su mayor seguridad en un segundo descansan en la confianza que crea el mundo.
Traducción: Hebert Abimorad.
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