Désirs d’hiver de Maurice Maeterlinck
Deseos invernales Lloro los labios ya gastados donde los besos no han nacido, y los deseos abandonados sobre dolores abatidos. La nieve cubre el arenal. De cielo gris, es duro el ceño. Y en el alcázar de mis sueños lobos que rondan el umbral, y observan en mi alma cansada, mirando aquello que pasó, toda la sangre derramada por el cordero que se heló. Sólo alumbra la luna errante, con su tristeza siempre igual, en la helada hierba invernal, mis ansias, de hambre agonizantes.
Traducción: Edmundo Bianchi.
36