DOS CORREDORES DE FONDO
Dos corredores de fondo Dos corredores de fondo, de los que habitualmente nunca llegan a ninguna parte. Eso eran. Viejo y cansado él; sin hermosura ni colores ella. Con su aire de perdedor, pantalones grises caídos, la cara gravemente enferma por el aburrimiento, juntando palabras que conformaran pensamientos. Fíjense ahora en ella. Extraña en su propia tierra. Quizás es que hablase una lengua confusa o tuviera dificultades de oído. Perdida en ninguna parte. Mañana, se decían los dos a destiempo y en distintos lugares. Cuando no vacile mi suerte algo sucederá agradable. Cuando deje de traicionarme el destino. Cuando el porvenir toque a mi puerta para detenerse. Mañana. Pero mañana, lamentablemente, se vuelve hoy al día siguiente. Un día anodino. El mismo paisaje. Los mismos bostezos durante la semana. El bochorno del atardecer antes que rebrote el cierzo. Se encontraron. Por fin. Esa casualidad que entre trago y trago se despierta. Sólo necesitaron mirarse. En los ojos de él estaba ella. En los silencios de ella aparecía él. 47