La piedra que Satanás tocó
Camila Rodríguez Mandujano Esc. J. Guadalupe Victoria • Mpio. Celaya
H
abía una vez un niño llamado Francisco que vivía en el municipio de Celaya, Guanajuato, en la calle Aztecas, que en aquel tiempo era un callejón muy oscuro y tenebroso. Cuando Francisco tenía 11 años comenzó una construcción en la esquina de su calle. Un día, iba a comprar leche a la tienda, cuando en esa construcción, él notó una piedra justo en la esquina. El chico siguió su camino hasta llegar a su casa, rápidamente subió a su habitación y toda la noche se quedó pensando en esa piedra, lo más extraño era que ésta tenía un hoyo en el centro y cinco más pequeños en la punta.
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Al día siguiente, le platicó a su papá, pero éste no le hizo mucho caso. Francisco siguió pensando y pensando toda la tarde en la piedra. Pasaron los días hasta que el chico decidió por curiosidad ir a ver la construcción, ahí un arquitecto le preguntó: —¿Qué se te perdió, niño? —Nada señor, sólo me acerqué a ver la piedra, porque esa piedra es muy rara— respondió Francisco. —Pues no sé qué tiene de rara, esa piedra es como cualquier otra— dijo el arquitecto. En ese momento, éste comenzó a convulsionarse y segundos después le dijo cosas muy extrañas al chico, quien asustado, salió corriendo hacia su casa. Le platicó a su mamá lo sucedido, y ella le dijo: —No vuelvas a acercarte a ese lugar. —Sí mamá, no me vuelvo a acercar— respondió Francisco.