CUADRIVIUM carmen Z. Pérez Cuadrivium 13 Año 20 Portafolio
Ecuatur: una saga delirante de Rey Andújar al hijo soñado
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ey Andújar es uno de los escritores dominicanos de mayor prestigio en los últimos años. Este hecho se debe, en gran medida, al carácter itinerante de este autor. Andújar fue, por algún tiempo, una especie de saltimbanqui que daba saltos continuos de un lugar a otro, un joven inquieto y curioso con ansias de ver mundo. Se suma a ello, su atrayente personalidad a la que sabe hábilmente sacar partido en sus frecuentes performances. No es casualidad que parte de su entrenamiento ocurriera bajo la férrea tutela de Loraine Ferrand, “artista de la resistencia de la República Dominicana” como se autodenomina. Resultado de ese laboratorio es Ciudadano Cero que se estrenó en Santo Domingo (2005) e inauguró el Teatro Victoria Espinosa (2007). Dicha preparación, a la par con el pupitre, contribuyó, sin dudas, según sus palabras, a darle estructura. Si se añade la cantidad de premios recibidos en un lapso relativamente breve (Premio de Cuento Joven de la Feria del Libro 2007, PEN Club de Puerto Rico 2009, Letras de Ultramar 2010, Premio Alba de Narrativa Latinoamericana y Caribeña 2015), nos encontramos ante un autor que, pese a su juventud, ha sido reconocido por la crítica dentro y fuera de su país. En entrevista con Néstor Medrano para Listín Diario, el autor admite que: “Estos libros me han permitido formar parte de una conversación más ex-
tensa y me han permitido discutir y debatir en otros planos”.1 Con una mirada general a su obra percibimos su afición, casi patológica, por la lectura y el conocimiento de los autores representativos de la literatura universal, latinoamericana y, en especial, del Caribe hispánico. También advertimos el empeño y la dedicación del escritor para descubrir su voz propia, para afinar los saberes en la búsqueda de una escritura más auténtica. José Alcántara Almánzar –uno de sus autores dominicanos más admirados– concluye que con Amoricidio,2 Andújar “… reitera su vocación de narrador de fuste, al tiempo que trae una ráfaga de aire fresco a la cuentística dominicana de nuestros días” (13). El escritor puertorriqueño Edgardo Rodríguez Juliá en el prólogo a Saturnario,3 al referirse a Candela afirma que: “Estaba ante la belleza de una prosa compleja y a la vez lúcida, nada fácil, aunque tampoco rebuscada, que siempre está anclada en la acentuación y el ritmo de la oralidad…” para destacar que: En estos cuentos de Saturnario vemos la ejemplaridad de ese oído que siempre ha añorado la Literatura Antillana, desde Cirilo Villaverde hasta Luis Rafael Sánchez. Se captura aquí esa prosodia, ese acento profundo y esquivo con que nos llama la calle (xi).
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