CUADRIVIUM Marta Jazmín García nieves Cuadrivium 13 Año 20 Investigación
Julio Cortázar y la metáfora del niño enfermo
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La verdadera patria es la infancia”, afirmó el poeta Rainer María Rilke. Como él, son muchos los artistas e intelectuales que definen esta etapa de la vida como el espacio donde realmente nos conectamos con el mundo, con nuestros deseos y sobre todo, con nuestra voluntad. Así, suponemos que la caracterización de un niño responde a la representación del estado pleno del ser. Tal y como afirma la filósofa española Elsa Punset, en su estudio Inocencia Radical: la vida en busca de pasión y sentido: Nacemos inocentes. Sin emociones mezcladas, sin dudas, sin miedos, sin mentiras. Llegamos para descubrir, para compartir, lisos, luminosos y coherentes. Vulnerables pero todavía abiertos al mundo, animados por una curiosidad rotunda y radical. Es precisamente esa vulnerabilidad el vínculo con la adultez o bien, con el deterioro de un proyecto vital primigenio. “Perdemos, poco a poco, esta inocencia apasionada y radical, porque migramos hacia la concesión y la tristeza”. Retornar a la etapa de la niñez sería pues sinónimo de ruptura, de enfrentamiento y de concienciación. Los surrealistas se interesaron en esta fase de la vida como un no-lugar o refugio frente a las
exigencias sociales, eso a lo que Cortázar se refería como “la gran costumbre”. Visto de ese modo, el denominado “hombre nuevo” es el niño. Sin embargo, si a esta representación se añade el elemento de la enfermedad, cobra otros significados que, como se presentará en este estudio, pueden configurar una metáfora de liberación. Específicamente, se analizarán tres personajes de tres textos diferentes: Pablo, de “La señorita Cora”, Rocamadour, de Rayuela y Luc, de “Una flor amarilla”. El niño enfermo y el hombre nuevo Como primer periodo de la vida, la niñez supone vitalidad, libertad y tiempo. Para los surrealistas, cuya visión influenció grandemente la obra de Cortázar, la niñez representa incluso una nueva expresión del arte. Tal y como afirma Mario Aznar en su estudio “El niño centenario: notas sobre infancia, fantasía y surrealismo en Julio Cortázar”: Las vanguardias redefinen lo artístico acudiendo a la imaginación y a la palabra del niño, del primitivo, del alienado mental. La infancia, para la vanguardia, significaba la promesa de un arte nuevo. Como referencia directa de la niñez, la literatura de Julio Cortázar presenta
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