ETHEL ETHEL BARJA BARJA CUYUTUPA CUYUTUPA De la razón poética en De3losSegunda peces la Época sed de Silvia Goldman Exégesis
De la razón poética en De los peces la sed de Silvia Goldman
L
a poesía de Silvia Goldman se inserta en una rica tradición poética. El estilo y la fuerza de De los peces la sed concentra la densidad y concisión de Ida Vitale, los simulacros de objetividad poética y develamiento de realidades sombrías de Idea Vilariño, la sugestividad y provocación imaginativa de Marosa Di Giorgio, que se suman a un mundo poético propio que muestra una cuidadosa búsqueda estilística y un carácter decididamente crudo, meditado e impredecible. Por eso, planteo que el libro de Goldman puede entenderse como un producto lógico-poético de carácter explorador de la convivencia cercana con la infancia. Para lo cual redefine de acuerdo a los recursos poéticos la misma definición de infante y las interpretaciones de las personas que tradicionalmente gravitan alrededor como la madre y el padre. La logicidad del lenguaje poético es indiscutible, porque dicho atributo indica un ordenamiento de acuerdo a la estandarización de ciertas reglas que organizan un lenguaje simbólico. Puede existir un sistema lógico que sea contra factual y quienes han reflexionado sobre los mecanismos poéti-
cos reconocen, como bien identifica Jean Cohen al precisar que el lenguaje poético no es agramatical, sino antigramatical, pues “es una desviación respecto a las reglas de paralelismo entre sonido y sentido imperante en la prosa. Desviación sistemática y deliberada, ya que se ha acentuado con el correr de los siglos, a pesar de las trabas prosódicas comunes, y se ha mantenido en el verso libre, en el cual no existen trabas” (71). En la tradición latinoamericana se ha legitimado desde diversos frentes que la poesía habita una región de la realidad con soberanía en la que como señala Lezama Lima, aunque la poesía habite un mundo pre-lógico no es ilógica, su causalidad es metafórica y su suelo el asombro: “Si el fulminante del asombro restalla y lejos de ser rechazados en nuestro afán de cabalgar esa frase, la podemos mantener cubierta con la presión de nuestras rodillas, comienza entonces a trascender, a evaporar otra consecuencia o duración del tiempo del poema” (33). ¿Cómo inserta Goldman el asombro poético-lógico en De los peces la sed? Es evidente, al abrir el libro, que estamos ante un caudal imaginativo que parte de
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