EXÉGESIS FÉLIX RAMIRO LOZADA FLÓREZ Exégesis Exégesis 3 Segunda Época
Benhur Sánchez Suárez evoca y reconstruye memoria [teología-historia-estudios culturales-poesía]
L
a obra de Benhur Sánchez Suárez limita entre la violencia y el sin sentido del hombre en la urbe que no ofrece nada. Sin duda, son novelas de corte social que denuncian, con gran reflexión crítica sobre la historia del país; con un lenguaje sencillo que revela el mundo violento de la guerra no declarada, pero que deja muertos que aparecen en medio de la desesperanza de los que sobreviven; quienes luego se convierten en migratorios apesadumbrados y sin futuro ni identidad, lo que trae desarraigo, desamor, y los convierte en bohemios y violentos, sin proyección de vida; en fin, seres degradados que inician su búsqueda desde planos paralelos que interrelacionan historias individuales. Benhur Sánchez Suárez parece asistir con su personaje de La solterona, a una de tantas emboscadas de la vida, donde el destino juega de manera vertiginosa con una mujer subsumida en el amor, la crueldad, la soledad, lo que parece negar la existencia de la vida, gracias a una serie de monólogos que deja en claro la crisis existencial, la desesperanza, lo impreciso que hay en ella; mientras recuerda por las tardes imágenes, que a veces parecen frescas en los claros que se forman cerca de la casa. Son recuerdos que la conducen siempre a lo mismo: la
silla color caoba, los cojines blancos y patas encorvadas. Después tiene la ventana recubierta de blanco. Son dos objetos que no puede dejar de lado, no puede olvidar, no por lo que representan físicamente, sino porque la hacen volver a la realidad y le indican que aún existe. Además, le permiten ver a la gente que pasa y vuelve en silencio, manoteando o conversando en la calle polvorienta. Se recrea, se evoca un mundo de exaltaciones y ello adquiere formas concretas y sensoriales en su entorno, por ser lo que más la identifica, lo que más ama y es el escenario natural de su proyección y fuente de vida, sin el cual nada podría existir. En la silla, están los recuerdos de los que viven; los recuerdos van y vuelven entre árboles, chimeneas y los ladridos de los perros, y en medio de ellos el edificio lejano de la Compañía de Comunicaciones y el teléfono, a través del cual hay extrañas conversaciones imaginarias. De manera que lo impreciso se vuelve místico, solemne, y genera tentaciones y caos, casi alucinantes, por lo que estos episodios expresan de cierta manera una doble perspectiva de vida. Porque ocurre que sobre la visión de los elementos mencionados, también cree olfatear los objetos, por lo que deja el miedo a un lado: en los corredores y en el cuarto. De esta forma
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