Elevado deseo de consumir licor. Muestra gran ansiedad si no se hace. Nuevos hábitos de consumo. Bebe sola y oculta que lo ha hecho. Descontrol a la hora de beber. Se le dificulta parar, no sabe cómo hacerlo. Falta de interés. Especialmente por necesidades básicas, familiares o laborales. Su único pensamiento es cómo lograr ingerir alguna bebida alcohólica. Cambios. Se dan tanto en el ánimo, como en ciclos de sueño, hábitos de comida, insomnio, comportamientos, etc. Aumento de la agresividad. Negación ante conductas irracionales. No acepta lo que pasa e incrementa el nivel de consumo cuando se ve descubierta.
Problemas familiares La Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanías, identificó los principales problemas que trae el consumo de alcohol en la familia: 1. Desconcierto y confusión ante el problema. Nadie sabe cómo lidiar con la situación y se tiende a justificar las conductas de la persona enferma de alcoholismo. 2. Tensión y estrés en todo el núcleo familiar. 3. Desajuste en las normas, las costumbres y los valores. 4. Incumplimiento de las promesas. Enojo, resentimiento, desconfianza y frustración.
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Pérdida de memoria. Se producen lagunas mentales. Baja el ritmo Estos son algunos datos claves para ayudarte a reducir el consumo de alcohol: 1. Lleva el control de cuántos tragos tomas durante la semana en una pequeña tarjeta o nota en tu teléfono. 2. Al beber, lleva la cuenta de los tragos que ingieres. Fija tu propio ritmo. 3. No tomes más de una bebida alcohólica cada hora. 4. Ingiere agua, gaseosas o jugos entre los tragos con alcohol. 5. Evita personas o lugares que inciten a la bebida en exceso. No lo hagas, si así lo deseas. 6. Mantén las bebidas alcohólicas fuera de tu hogar. 7. Procura tomar solamente cuando estás acompañada y en ocasiones especiales. 8. Haz un plan para manejar tus ganas de beber. Recuerda el por qué no deseas hacerlo o habla con alguien de confianza que pueda ayudarte. Síndrome de abstinencia Es un conjunto de hábitos y actitudes negativas que surgen como consecuencia de la dependencia o adicción al alcohol. Una persona que está en proceso de recuperación de la enfermedad es blanco fácil de recaer a raíz de este síndrome. Puede
ocurrir incluso si lleva años estando sobria. Lo positivo es que este síndrome puede tratarse con ayuda de profesionales y con el apoyo de amigos o familiares que sean un sostén emocional positivo, para que no exista una recaída de la persona que esté en proceso de sanación. ¿Cómo educar a tu hijo? Habla con él, de la manera más natural y sencilla posible sobre el tema, sin usar un tono autoritario. Evita sermones y procura charlas con claridad y directo al grano. Es mejor que aprenda con los padres, antes de que lo haga en la calle con los amigos. Hazle sentir que confías en él, pero se determinante y clara: “Hay límites que no deben cruzar”. Él debe saber cuáles son sus límites y de qué manera decir no. Recuerda que eres un ejemplo a seguir. Procura que tus acciones concuerden con tus palabras. Explica las consecuencias de consumir alcohol a temprana edad. Sin gritos ni ofensas. Hazlo calmadamente, sin aspavientos o exageraciones. No olvides que cada hijo o hija, dependiendo de la edad, es diferente y sus preocupaciones no son las mismas. Elige el mejor momento y lugar para hablar del tema con cada uno, sin generalizar. El punto es tener una comunicación clara y congruente con la forma en que viven en casa. en forma & saludable 51