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Esteban Sánchez, el hombre
E
n todas las lecturas que se puedan hacer sobre Esteban Sánchez, así como en todas las opiniones que se puedan recoger de las personas que le trataron de una u otra forma, siempre se repiten una serie de juicios, pareceres o sentimientos que convergen en un mismo punto: fue una gran persona además de un pianista genial, extraordinario maestro, sobresaliente compositor y excelente escritor. Exponemos algunos comentarios que corroboran tal afirmación, respecto a la persona. 1-
Esteban fue un joven despierto, inquieto, impetuoso, risueño, inteligente, buen amigo y compañero. De hecho, en su época de estudiante, cuando algún condiscípulo suyo tenía dificultad con una partitura o estudio, le prestaba su ayuda desinteresada. Hombre humilde, de natural sencillez y falto de vanidad. A su bondad unía un amor tranquilo y orgulloso a su tierra, su pueblo natal y Extremadura. Desde muy temprana edad Esteban Sánchez fue una persona extraordinariamente agradecida. Una muestra de ello es la respuesta que dio en una entrevista para el diario Hoy de Extremadura, en octubre de 1948, a los catorce años de edad, por algunas ayudas recibidas en su período de formación como pianista: Quiero saludar a los lectores del Hoy y, al mismo tiempo, expresar mi gratitud a la Diputación Provincial, al Ayuntamiento de mi pueblo, al reverendo padre Otaño y a mi profesora doña Julia Parody, por todo lo que han hecho por mí que yo no podré pagarles nunca, pero que corresponderé procurando aprender siempre más. Poseedor de una extensa cultura que le hacía un gran conversador. Era usual que cualquier encuentro con sus amigos incluyera algún comentario jocoso, eso sí, siempre de su característico humor blanco, como lo definió su gran amigo el poeta oliventino Manuel Pacheco.
2-
El taxista que solía trasladarle en sus desplazamientos desde su vuelta a Extremadura, “Paquillo el taxista”, nos contaba que solía llevar a sus alumnos más apreciados cuando iba a dar algún concierto, no importaba que fuera en la región o en otros lugares más alejados. Ejemplo de ello es el concierto que dio en Alcalá la Real ( Jaén) el 18 de febrero de 1989. También nos relataba con una anécdota su miedo al avión: “En una ocasión me llamó desde Tenerife para decirme que, a las 3 de la madrugada, debía estar en el aeropuerto de Barajas a recogerle. Así lo hice y al recibirle me dijo que se había bebido
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