VIVIR EL CARNAVAL O CUANDO HIERVE LA SANGRE
Silvia García
H
ay tantas maneras de vivir el Carnaval del Toro como personas disfrutan del mismo. En una peña con los amigos de siempre o con aquellos que han ido apareciendo en el camino, en una charanga, corriendo encierros, disfrazado, con hijos o sin ellos…Pero de cualquier modo y a pesar de las circunstancias, la sensación común a todos los carnavaleros es que muchos días antes de que llegue la fiesta “sientes que te hierve la sangre”. Y es que estas líneas van de sensaciones, de las de varios farinatos más o menos conocidos, más o menos anónimos o destacados que relatan su manera particular de vivir el antruejo.
CARLOS GARCÍA MEDINA Para el pintor Carlos García Medina el Carnaval “se siente desde que es San Sebastián”. El director del Taller Municipal de Pintura ha sido parte activa en numerosas ocasiones del pre Carnaval a través de sus pregones que, entre unos y otros, suman más de 30. “Ser pregonero siempre te causa emoción, cuando eres farinato lo sientes mucho, y a los que ya peinamos canas casi nos gusta más esa parte de los pregones, la Rondalla, saber qué es lo que se va cociendo”.
“Ser pregonero siempre te causa emoción, cuando eres farinato lo sientes mucho, y a los que ya peinamos canas casi nos gusta más esa parte de los pregones, la Rondalla, saber qué es lo que se va cociendo”.
Carlos está vinculado a los Amigos del Alguacilillo por lo que los días propios de la fiesta “también los vivo muy intensamente”. De manera mucho más poética, el pintor dice que la llegada del Carnaval “supone salir de la niebla, del adormecimiento, es como despertar a medida que avanzan las agujas, cuando se coloca la plaza o las barreras. Es muy emocionante para los que lo hemos vivido desde siempre”. El pintor es de los que asume que la edad tiene mucho que ver a la hora de divertirse, “no se puede hacer lo que hacías de joven, pero de alguna manera es lo mismo. No sales de noche, no hay tantas comilonas, pero seguimos vibrando con la campana, como si te hirviera la sangre”.
119