AL TORO DE LA GLORIETA María Fuencisla García Casar
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¿
Quién te cita, toro de La Glorieta? ¿El misterio de las noches o la luz de los claros días? ¿Qué capote reclama tu arrancada? ¿Qué brindis, pasodobles, qué olés recorrerán tus heridas? Esa tensión de sangre y casta es bronce. ¿Quién osará darte vida? Sólo la llama, la fragua, la gubia, el cincel de Sánchez Calzada, te moldeó eterno, perfecto, intocable, ajeno, inalcanzable; no los vientres
oscuros y cálidos, no las ubres calientes y blancas… Llévale viento, llévale la fragancia de la hierba, hienda su pecho el estoque del alba, la luz y la noche sean su elegía. A ver si lo rapta la vida y le marca el hierro de su hondo misterio, y se rompe el hechizo. O temeroso de su espléndida y cobaleda hermosura, prefiera ser bronce atónito y callado, sobre un pedestal de Tiempo, a punto de abandonarlo.