EL LOBO EN LA TIERRA DE CIUDAD RODRIGO
Carlos García Medina Centro de Estudios Mirobrigenses
E
l año 2021 el lobo, animal odiado por un amplio sector social y defendido por otro, ha dado y sigue dando mucho que hablar, no solo por los daños que paulatinamente causa en la cabaña ganadera de estas comarcas, sino por la reciente ley que lo protege, y prohíbe su caza, lo cual ha generado una fuerte controversia entre detractores y defensores, siendo un tema de actualidad muy presente en todos los medios de comunicación, algo que no es nuevo en esta tierra, donde siempre ha estado presente. Mi atracción por el temido lobo viene de largo, dado que de crío escuché con admiración a cazadores y pastores contar oscuras historias y cuentos de lobos, en aquellos ámbitos rurales en que yo pasé la mayor parte de mi infancia. Algunos años más tarde, en las ásperas tierras sorianas, participé de muchacho como ojeador en algunas batidas que se organizaban en aquel tiempo, donde había, en materia cinegética, mucha más permisividad, pero nunca conseguí ver a ninguno rompiendo por el monte. Sí los vi varias veces, pero ya abatidos, expuestos y colgados, paseados y atados de un palo, muchas veces envenenados con estricnina o apresados con un cepo.
Tuve sin embargo una experiencia que no olvidaré nunca, haciendo caso a ese refrán que dice “al leñador caza y al cazador leña”. Fue en el término de Fuenteguinaldo, una madrugada del mes de abril, cuando en compañía del ya desaparecido Paco Rosado1, íbamos a pescar truchas muy cerca de un paraje que llaman el Potril. Allí entre unas bardas y con gran asombro vimos una vaca recién muerta, todavía caliente, pues exhalaba vaho por sus entrañas y sangraba por las múltiples heridas que tenía, sobre todo en el cuello y el vientre. Sin duda alguna se trataba de varios lobos que habían acabado con ella. Mi compañero y yo no pudimos por menos de sentir respeto al saber que muy cerca de allí estábamos siendo observados por los lobos, que, sigilosamente, se habían mimetizado en alguna de aquellas barreras o desde la misma Irueña. Sólo cuando estuvimos pescando a orillas del Águeda nos sentimos tranquilos, pero horas más tarde al pasar por el mismo sitio comprobamos que éstos habían vuelto durante la mañana, dando cuenta de gran parte de la res. Anécdotas aparte, de todos los animales de la fauna ibérica, probablemente el lobo es el que más tinta ha hecho correr. Así ha sido y sigue siendo. El imaginario colectivo ha sacado de él cantidad de historias (Caperucita y el lobo, El hombre lobo…) y cada lugar, pueblo y comarca tiene sus particulares leyendas acerca de este animal legendario. Leyendas que se han ido fraguando desde la noche de los tiempos y que siguen vivas en muchos puntos de nuestra región.
Tomás García, El Monjo, con dos lobos abatidos en la socampana mirobrigense hacia 1970.
1. Paco Rosado, aunque era natural de Fuenteguinaldo, siempre vivió y regentó un estanco en Ciudad Rodrigo.
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