Colaboraciones
La revolución de la toalla Virginia Belmonte | Coordinadora del Sínodo Diocesano de Jóvenes Orihuela-Alicante
T
odos los sábados por la mañana ayudo a mi abuela Inés a ducharse. He de admitir que a veces me da pereza, ya que preferiría salir a pasear, quedar con mis amigos, estar en la terraza de una cafetería...Pero, ¿de qué me serviría decir que soy cristiana si no voy allí donde Jesús me necesita?
importantes proyectos, pero en realidad es mucho más sencillo: se trata de amar y de servir, de ser unos revolucionarios de la toalla como hizo Jesús en la última cena lavando los pies a sus discípulos.
Jesús se ha entregado por completo, nos ha amado hasta el extremo (Jn 13, 1), ¿nos vamos a quedar inmóviles ante tan gran regalo?
Ser cristiano es un privilegio: Jesús nos ha elegido y confía en nosotros Y es ahí, en esa entrega humilde y para ser reflejo de ese amor loco que total al otro donde nos encontramos Dios siente por cada uno de nosotros con el Señor y donde vuelve a cum- y nosotras. Jesús nos necesita así Muchas veces asociamos el ser se- plirse el mandamiento que nos ha que comencemos a ser unos revoluguidores o seguidoras de Jesús con dejado: “Que os améis unos a otros cionarios de la toalla amando y sirviendo como Él lo hizo. hacer grandes sacrificios, comenzar como yo os he amado” (Jn 15, 12).
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