SEMANA SANTA OSUNA 2018
Una restauración necesaria La imagen de María Santísima de la Encarnación reproduce la iconografía conocida como Virgen Dolorosa presente durante la Pasión y Muerte de Cristo (Jn. 19, 17-30). Presenta una actitud estática con semblante abatido y cansino a la vez que el torso y la cabeza se inclinan ligeramente hacia el frente buscando la interacción con el público. También es Reina de los mártires; el dolor y el amor son la fuerza que los lleva tras Jesús, ¡qué horrible tormento al contemplar la crueldad de aquellos esbirros del infierno traspasando con duros clavos los pies y manos del salvador! Todo lo sufriste por mi amor. Gracias, Madre mía. rio de Fátima. Es por esto por lo que bajo la dirección de nuestro sacerdote se encargó al escultor astigitano Agustín Martín de Soto la misión de realizar su cuerpo y manos. Finalmente las manos no fueron acorde con la talla y se procedió a encargar este trabajo a Jesús Manuel Cepeda Conde, persona clave en su concepción actual y definitiva. Debido al corto espacio de tiempo que existía para la bendición de nuestra amantísima titular y la falta de recursos, dichas manos no tomaron un color semejante al rostro, siendo éstas de un tono mucho más claro y resultando una diferencia muy perceptible. La Semana Santa de Osuna es una celebración que supone uno de los mayores vínculos entre el municipio, su patrimonio y sus habitantes, por ello debía ser minuciosa la intervención sobre el aspecto de la imagen, pero también debíamos mantener el buen hacer de nuestros antecesores, los cuales nos delegaron una imaginería procesional de muy alta calidad artística. No solo debemos mantener y cuidar lo heredado sino también ampliarlo con las mismas características, buen hacer y estilo que ya tiene la Semana Santa de la Villa Ducal.
En torno al mes de agosto del año 2008, llegaba a Osuna a una casa particular la que sería devoción de un barrio entero. María Santísima de la Encarnación salió de las gubias del joven escultor sevillano Francisco Javier Rojas Pouzols y llegó para bendecir con su rostro a una familia, convirtiéndose en su protectora y
guía. Durante los primeros años, la talla sólo contaba con el busto, careciendo de cuerpo y manos. En 2012 nacía nuestro grupo de fieles y con ello la necesidad de que Nuestra Señora tuviera un cuerpo para ser venerada en la iglesia de Nuestra Señora del Rosa26
La veneración al culto de nuestra titular los últimos cinco años en un altar anexo al mayor de la iglesia de Fátima y las salidas procesionales habían provocado un deterioro notable localizado en el rostro, el cual presentaba alteraciones en su policromía, dejando ver vetas de color verde y negro en diferentes puntos. El estado interno se encontraba afectado en su estructura por diferentes roturas, tanto en el candelero como en el propio anclaje del busto al cuerpo, el cual se encontraba desplazado. Junto a ello, la Virgen presentaba pequeñas imperfecciones en