SEMANA SANTA OSUNA 2018
Trabajos de restauración de la Sagrada Imagen de Nuestra Señora y Madre de los Dolores Consideraciones acerca de la imagen devocional como expresión de la Historia y la intrahistoria a la vez matices expresivos. Su modelado es suave, blando; sus formas son redondeadas, lo que hace su expresión natural, ayudada además por la compleja composición de su cabeza: de mirada ascendente, que evita el artificio de la frontalidad, perdiendo quizás “mayestatismo” pero cargándose de sentido humano. Su clasicismo se recoge además en esos originales rasgos de belleza serena pero cargadas de expresividad: su nariz clasicista, de perfil recto y modelado cúbico contrasta con la expresión descolgada de sus párpados que es la asimetría del dolor. Sus labios se entreabren y dejan ver sus finos dientes y una retraída lengua. Su ceño fruncido dibuja unas sinuosas cejas: arrancan angulosas y se extienden rectas y sinuosas.
La imagen de Nuestra Señora de los Dolores es de una singular belleza: original asunción entre un canon popular, con rostro de facciones turgentes y expresión de dolor contenido, y un clasicismo elegante. Parece que fue tallada por la gubia de Gabriel Astorga, según se desprende del catálogo de la Hermandad que fechado en 1873, describe a la imagen como de Astorga, tratándose, probablemente, de una escultura que sustituyera a otra previa de la segunda mitad del siglo XVIII. En cualquier caso, son consideraciones que otros especialistas en la materia deberán aclarar. La imagen es de una juventud previa aún a la plena madurez, no es una imagen de dolor lacrimoso, compungido, sino que es expresión de una serenidad cargada de
Su cuello no es largo pero sí parece esbelto, acentuado por la suave torsión de la cabeza que se dispone además ascendente. Su cuello se compone igualmente de formas circulares: se alza dibujado por un tenue óvalo que arranca desde la escotadura yugular y asciende por detrás de su redondeado rostro. Nuestra Madre expresa dolor, pero no teatraliza, porque quiere ser equilibrada y contenida, y es algo ensimismada. Es quizás expresión de la nueva religiosidad ilustrada,serena, donde la razón se pone al servicio de la fe; no se niegan, no se enfrentan como en el histrionismo teatral de lo barroco, donde la razón sucumbe a la emoción y desaparece. El racionalismo ilustrado encuentra su vía de plenitud en la reflexión, en la idea expresada en un concepto. La imagen debe dar significado a la reflexión, favorecerla, porque la percepción sensitiva, tomada sólo por sí misma, infla las emociones, y excita y engaña al entendimiento, por ello debe estar constreñida. Algo de este sentido religioso se intuye en Nuestra Madre. Ella es expresión de esta
Bendición de los trabajos de restauración en la Virgen
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