SEMANA SANTA OSUNA 2018
El último paso de Nuestra Madre y Señora de los Dolores A los servitas del año 2018: Álvaro Reina, pregonero. Luisa Rodríguez, pregonera de la juventud cofrade. Curro Pérez, Insignia de oro del Consejo Local de Hermandades. La noche es la más corta del año porque las horas corren tanto que hasta la luna, que en su absoluta redondez parece la esfera del reloj consistorial, se ha quedado sin agujas. Los minutos vienen diseminados y a paso ligero por la calle Aguilar, Granada y San Cristóbal, desde la calle la Cruz o Antequera hasta que confluyen a la luz de un zaguán en lo alto de la calle la Cilla. Allí, todo comienza a ordenarse: la madrugada se torna en alba del Viernes Santo, todas las calles conducen al final de la Carrera y el arco de la puerta se convierte en arco de triunfo cuándo se produce la salida de Jesús y de la Virgen. Es un protocolo en el que se han identificado unos elementos perennes, a veces de manera equívoca: el clavel rojo, la túnica morada, la candelería encendida, el corazón traspasado sobre las manos y los sones de la marcha “Madrugá”. En el caso de la Nuestra Madre y Señora de los Dolores, la forma recta y el color plateado de sus respiraderos, la silueta de su ráfaga y la abundante flor blanca, constituyen una estampa inmutable desde hace más de medio siglo, casi idéntica año tras año. Por el contrario, su paso procesional y su exorno sí han variado considerablemente y podemos conocerlo porque, afortunadamente, existen todos sus tronos o pasos, marcando incluso algunos de ellos la estética actual de otros de nuestra Semana Santa. Las líneas que abajo seguirán plasmarán la secuencia temporal en que fueron apareciendo así como sus características. Entre los enseres de la primitiva orden
que se han perdido. Por estos rasgos, se puede fechar en la primera mitad del siglo XIX, siendo uno de los tronos más antiguo conservados en Osuna. El modo de portarlo era mediante trabajaderas longitudinales que, apoyadas en el hombro de los cargueros, usaban horquillas sobre las que descansaban en las distintas paradas. Por otras fotografías existentes, se observa este modo de portar en el trono neoclásico, pintado imitando mármol, de Nuestro Padre Jesús Nazareno, o en referencias escritas en un inventario de las hermandades de Jesús Nazareno1, de Jesús Caído2 o en las reglas de la Quinta Angustia. En la actualidad, dicho modo de portar se sigue manteniendo en Estepa (Virgen de las Angustias, Santa Ana y Virgen del Carmen) y en todas las hermandades de Antequera, donde también se les denomina tronos. Nuestra Madre y Señora de los Dolores sobre su trono neoclásico de la primera mitad del siglo XIX
servita, existe una pieza que habitualmente se ha interpretado como una peana pues, en una de las más antiguas fotografías de Nuestra Madre y Señora de los Dolores, aparece apoyada en el suelo. Sin embargo, lo que no capta la fotografía se comprueba al observar la propia pieza ya que mantiene un sencillo picaporte a modo de llamador que serviría para marcar el movimiento y paradas de, en realidad, estas andas. De planta cuadrada, están realizadas en madera con incrustaciones de otra de distinto tono, lo que le proporciona cierto cromatismo. Su estilo neoclásico, muy sencillo, reduce la ornamentación a una secuencia de pilastras toscanas separando casetones, rematándose su perímetro superior por una pequeña balaustrada. Originariamente contaba con pequeños apliques metálicos
La estrecha relación entre las hermandades de Jesús y la Virgen de los Dolores se intensificó en el siglo XIX cuándo los del Nazareno corrían con los gastos de la salida procesional de la Virgen y éstos accedían en calidad de “convidada”3, teniendo como resultado que la mañana del Viernes Santo quedase configurada tal y como se desarrolla en la actualidad. Dicha relación se evidenció en el plano artístico: el 25 de enero de 1874 se firmaron las “Condiciones del presupuesto de trabajo del trono de Nuestro Padre Jesús Nazareno” con el tallista don Luis García4, en el que se fijaba un modelo a seguir pues “será hecho con las mismas dimensiones, condiciones y talla que el de Nuestra Madre y Señora de los Dolores”. Esta cláusula permite remontarnos a la década de los sesenta o primeros años de los setenta del siglo XIX para datar el segundo trono de la Virgen del que existen fotografías en 1891.
1.- Archivo de la Colegiata de Osuna (A.C.O.) Sección Hermandades. Inventario que hay que hacerse en la capilla de N. P. J. y de lo que contiene el cuarto, s/p. 2.- Archivo de la Hermandad de Jesús Caído de Osuna (A.H.J.C.O.). Constituciones de la Hermandad y Cofradía de N. P. Jesús Caído. Osuna, 1705 (copia literal de 25-4-1777), s/p. 3.- RAMÍREZ OLID, José Manuel: Osuna durante la restauración (1875-1931). Osuna, 1999, t. II, p. 763. 4.- A.C.O. Sección Hermandades. Condiciones del presupuesto de trabajo del trono de Nuestro Padre Jesús Nazareno, s/p.
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