Más adelante analizaremos la estrategia de la academia, las organizaciones ambientalistas y el gobierno para presionar el establecimiento de un ANP en el cuerpo de agua de la Laguna de Bacalar, mediante la manipulación no solo de datos e investigaciones presentadas como científicas, sin cumplir con la rigurosidad del método o con serios errores de percepción u obtención de datos, mediante campañas mediáticas de desinformación en las que muchos medios de comunicación de prestigio, como el New York Times®, la BBC® y El País®, participaron de manera voluntaria o involuntaria y analizaremos a los actores que toman parte de esta simulación bien organizada de ambientalismo neoliberal, de “salvar la naturaleza para negociar con ella”, con serios conflictos de interés. Mientras incrementaban la urgencia y amarillismo de sus discursos, a las ONGA, académicos y a instituciones gubernamentales ambientales, comenzaron a llegarles recursos financieros en grandes cantidades, para “contribuir” a su cruzada.
El Programa de manejo del ANP no soluciona los problemas Por irónico que parezca, el argumento de que es necesario establecer un Área Natural Protegida para que, a través de su Programa de Manejo, se resuelvan los problemas de contaminación, desarrollo incontrolado y desorganizado en sus inmediaciones y se regulen las actividades económicas, no tiene fundamento. Los habitantes locales y las comunidades, han insistido que el Área Natural Protegida y su Programa de Manejo no resuelven los retos que enfrentamos, que es necesario que el municipio, por ejemplo, tome su responsabilidad para la consolidación de Programas de Desarrollo Urbano bien fundamentados, los ordenamientos ecológicos territoriales y la reglamentación municipal para resolver aspectos puntuales, además de la inversión para mejorar los sistemas de servicios públicos de las poblaciones en las inmediaciones de la cuenca y en la cuenca. El documento denominado “Áreas naturales protegidas y descentralización en la Península de Yucatán” lo expone claramente:
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