PROTUR Para 2019 la propuesta de ANP, regresó “transformada” en un instrumento denominado PROTUR, una forma corta de llamar al “Programa de gestión común para el uso turístico en la Laguna de Bacalar”, un supuesto programa voluntario, producto de una consulta simulada y de un diseño deficiente, por la premura de crear un instrumento que fuera algo cercano a un Programa de Manejo de una ANP (del cual tiene toda la estructura y zonificación) aunque se llamase de otra manera y lo promoviera turismo. Ese año ya se tenía muy clara la inclusión de la región en el megaproyecto Tren Maya, impulsada por el gobierno federal. Uno podría pensar y tener el “sospechosísimo” (concepto que significa tener una enorme cantidad de sospechas o una sospecha muy poderosa, y que fue utilizado en su artículo de 2017, por Rafael Robles de Benito, ahora director del Instituto de Biodiversidad y Áreas Naturales Protegidas del Estado de Quintana Roo) que con la proximidad de los proyectos de desarrollo y la mejora de oportunidades para la zona sur del estado de Quintana Roo, era urgente para el Estado el consolidar su ANP para poder “salvar a la naturaleza”. No tendríamos espacio aquí para argumentar que el interés insistente del Estado por hacerse del control del cuerpo de agua parecía ser puramente económico o de golpeteo político, dado que el Gobierno Federal, promotor del proyecto del Tren Maya pertenecía a un partido político contrario, y la política de austeridad republicana a nivel país, instaurada desde 2018, había restringido muchos de los fondos discrecionales con los que el gobierno estatal estaba habituado a operar. Dada la fuerte resistencia de las comunidades hacia la idea del Área Natural Protegida o del sitio Ramsar, apareció una nueva propuesta donde el argumento era que se requería de manera urgente un instrumento regulador y de zonificación que solventara la “falta de regulación que existía en la Laguna”. En el apartado más adelante denominado “El mito de la falta 119