PLAN DE GOBIERNO | 2013-2016
TERCER SECTOR AGENTE DE CAMBIO SOCIAL Las organizaciones sin fines de lucro, de base comunitaria y de base de fe, juegan un papel significativo en nuestra sociedad. Sus acciones promueven el bienestar general y contribuyen a la calidad de vida de nuestra gente. Estas organizaciones complementan la labor del gobierno y son aliados valiosos para proveer bienes y servicios en toda clase de situaciones. Son además una importante fuente de empleo y de actividad económica. El gobierno que busca lo mejor para su pueblo tiene la responsabilidad de apoyar, valorar y promover los esfuerzos del tercer sector. La mala administración e irresponsabilidad que caracterizó la Década Perdida le hizo mucho daño al tercer sector. El gobierno sin rumbo y sin visión de la administración pasada fallaba continuamente a estas organizaciones serias, faltándole el respeto con palabrerías y falsas promesas pero poco sentido de compromiso. Muchas de estas organizaciones se vieron al borde de la quiebra por la dejadez y falta de integridad del gobierno. Miles de puertorriqueños altamente comprometidos con mejorar nuestra calidad de vida sufrieron en sus propios bolsillos las continuas faltas de un gobierno incumplidor que no pagaba sus cuentas. Además de incumplir en asuntos básicos como el pronto pago por servicios prestados, el gobierno pasado carecía de un plan y una política pública que fomentara la colaboración con el tercer sector. No existía un esfuerzo gubernamental por coordinar servicios en beneficio de nuestra gente con organizaciones de base comunitaria y de fe. No había iniciativas para apoyar la sustentabilidad económica de estas organizaciones y así facilitar su misión de servicio. Organizaciones de base comunitaria y de fe, serias y comprometidas, encontraban un gobierno de puertas cerradas sin voluntad para colaborar. La administración pasada falló en promover los efectos positivos de estas organizaciones sobre nuestras comunidades y sobre nuestra economía. Las organizaciones sin fines de lucro, fundaciones, organizaciones de base comunitaria y de base de fe, fueron mal atendidas y poco apreciadas durante la Década Perdida. Muchas voces fueron ignoradas y, en ocasiones, el gobierno hasta intentó silenciar sus reclamos. Imperaba un ambiente de desconfianza entre el tercer sector y el gobierno de la administración pasada. La esperanza por un mejor Puerto Rico y el compromiso genuino de servicio al prójimo se transformó en frustración e indignación ante un gobierno insensible. El tercer sector no podía continuar siendo víctima de la dejadez y el abandono gubernamental. Sus contribuciones son vitales para construir el Puerto Rico que queremos. Por esto, nuestra administración ha puesto todo su empeño en apoyar la participación plena de organizaciones de base comunitaria y de base de fe en nuestro quehacer diario. Reconocemos la capacidad y compromiso de organizaciones bona fide que día a día trabajan por nuestro bienestar común. Estas organizaciones necesitan que el gobierno sea un agente facilitador. Nuestras organizaciones comunitarias son fuente de innovación en la prestación de servicios. El enfoque de los servicios del gobierno siempre debe ser su gente. Reconocemos que, en muchas ocasiones, las organizaciones de base comunitaria y de base de fe son una mejor alternativa para servir bien a nuestro pueblo. Nuestra administración ha reconocido, no con palabras sino con acciones concretas y apoyo real, las grandes aportaciones que realizan estas
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