PLAN DE GOBIERNO | 2013-2016
RAMA EJECUTIVA INNOVACIÓN AL SERVICIO DE NUESTRA GENTE El gobierno tiene que desarrollar procesos ágiles y eficientes que permitan adaptación rápida a los constantes cambios y retos. Solo así puede mantenerse la competitividad en una economía global, definida por la especialización de los mercados y el uso de la tecnología. Un gobierno ágil y eficiente atempera sus procesos para mantener su competitividad, afrontando con determinación los retos a los que se enfrenta diariamente. El Buen Gobierno establece además el marco regulatorio para facilitar al ciudadano el trámite gubernamental, desarrolla un ambiente de negocio óptimo y fomenta condiciones adecuadas para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Un gobierno ágil y eficiente es un Buen Gobierno en acción. Para ser ágil y eficiente, el gobierno tiene que ser responsable con sus finanzas. El Buen Gobierno utiliza la disciplina fiscal como herramienta importante en sus operaciones y en la toma de decisiones. Heredamos de las pasadas administraciones un gobierno en total emergencia fiscal. Al momento de la transición el déficit estructural del gobierno superaba los $3,300 millones - el triple de lo comunicado durante el periodo de transición. El déficit en el flujo de dinero en la caja de Hacienda era de casi $4,500 millones. El déficit en el Plan de Salud del Gobierno (ASES) sobrepasaba los $500 millones. Al llegar, encontramos $1,000 millones en cheques hechos y engavetados, pagos que se debían a proveedores de servicios como transportación escolar y educación especial. La administración pasada mentía para justificar su gasto sin control, sobreestimando por $3,765 millones los recaudos de Hacienda en cuatro años de presupuestos inflados e irreales. Duplicaron la nómina del gobierno, lo que representó un aumento en gastos recurrentes de $2,300 millones en ocho años. No pagaban la renta, la electricidad, ni el agua, descuadrando severamente durante años las finanzas de la Autoridad de Energía Eléctrica, la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados y la Autoridad de Edificios Públicos. Nos dejaron un gobierno sin dinero disponible para pagar la primera nómina gubernamental de nuestra administración en enero de 2009. Crearon un monstruo gubernamental que gastaba más que sus ingresos recurrentes, con deudas sin fuentes de repago en el Banco Gubernamental de Fomento. Por éstas y muchas otras irresponsabilidades, recibimos un gobierno con el crédito al borde del precipicio, a punto de ser clasificado como chatarra. Además de su irresponsabilidad fiscal, las pasadas administraciones nos dejaron un gobierno ineficiente, definido por la burocracia y la mediocridad; un gobierno que no atendía bien las necesidades de los ciudadanos y de las empresas. Los procesos, sistemas y estructuras del gobierno eran obsoletos. El recibir o gestionar algún servicio del gobierno era siempre un dolor de cabeza, requería a los ciudadanos hacer fila en una agencia y, en muchas ocasiones, ausentarse de su trabajo por horas o hasta un día completo. No existía ni tan siquiera un plan para establecer una plataforma electrónica para facilitar el servicio al ciudadano. Nuestra administración asumió su deber desde el primer día con responsabilidad y liderato para enfrentar el descalabro gubernamental que heredamos. Ante la crisis fiscal tuvimos que
353